Vamos a tratar de conocer cómo eran los desfiles en otras épocas. Y nos vamos a fijar en la Semana Santa de hace un siglo que contaba con seis cofradías.
Inició el recorrido el Martes Santo la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Pasión que hacía su primera estación procesional. Encabezaba el cortejo la Guardia Montada, seguido de la Cruz de Guía y la Centuria Romana. A continuación, los nazarenos de San Francisco y los de la Cofradía de Pasión que vestían todos túnicas nuevas.
El paso estuvo presidido por el Hermano Mayor José Hernández Cambraso y por el señor Requena, en representación de la Hermandad de San Francisco. La Cofradía, que había salido a las 9 de la noche, se recogió, en medio de mayor entusiasmo, cerca de las 12,30.
El miércoles, a las 9,30 de la noche, salió de San Francisco la Hermandad de Nuestro Padre de la Expiración y María Santísima del Mayor Dolor. Abrían marcha fuerzas de seguridad, Cruz de Guía, Comisión de la Hermandad de Pasión y nazarenos de la cofradía así como el paso del Crucificado que era presidido por hermanos de la directiva y una representación de Pasión. Seguían las Centurias Romanas con banda de cornetas y tambores, nazarenos y paso de la Virgen presidido por el Hermano Mayor, Alberto Saavedra. Cerraba marcha la Banda Municipal. El desfile de la procesión fue presenciado por numeroso público, elogiando justamente el hermoso manto y palio que estrenaba el paso de la Virgen.
El Jueves Santo, a las 7, salió Nuestro Padre Jesús de las Cadenas y María Santísima de los Dolores. Ambos pasos de apreciable mérito artístico. Estuvieron acompañados por numerosos nazarenos que portaron valiosas insignias. La Virgen, además, lucía magníficas joyas. A esta procesión asistieron la Banda Municipal y autoridades.
A las 5 de la mañana, salieron de la Concepción las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Amargura. En el primer paso van las efigies del Nazareno y la de Simón Cirineo. Estaba adornado con muy buen gusto. El paso de la Virgen estuvo presidido por Justo Borrero y José Rodríguez. Una orquesta y renombrados cantores interpretaron, durante el trayecto, el Salmo y el Miserere.
Desde San Pedro, salió el Santo Entierro. Abría marcha una sección de la Guardia Civil montada. En el primer paso figuran las imágenes de Nuestra Señora de las Angustias llevando en sus brazos al Redentor. En el segundo van las efigies de los Santos Varones, María Magdalena y otra de las tres Marías colocando el cuerpo de Jesús en el Sepulcro.
Seguía el Clero Parroquial, Comisión de los Reverendos Agustinos presidido por el Sr. Arcipreste y paso de la Virgen. Seguía la Presidencia Oficial.
La salida de la Hermandad de la Vera Cruz, la del Silencio, había despertado gran expectación y lo demostró con la enorme concurrencia que a las 10,30 de la noche llenaba los alrededores de la Concepción. La Hermandad no pudo salir hasta las 12 de la noche debido al retraso con el que iba el Santo Entierro.
A dicha hora, apareció la Cruz de Guía y comenzó el desfile de la procesión en medio de un silencio imponente. El paso de la Virgen fue acogido con murmullos de admiración y el conjunto del paso era un alarde de riqueza y buen gusto, destacando el manto de terciopelo rojo con bordado de plata.
Una innovación que llamó la atención de los espectadores fue la iluminación eléctrica dispuesta en cinco velas colocadas delante de la Virgen y en dos candelabros de plata cincelada, de diez brazos cada uno, que alumbraba el manto. Completaban el exorno numerosas velas en valiosa candelería y preciosas flores del tiempo en jarros de plata.
Además de la presidencia de la Hermadad, hubo una presidencia oficial formada por el alcalde, Sr. Morano y los tenientes de alcalde. Cerraba la marcha una sección de la Guardia Municipal. La imagen retornó al templo a las 3 de la madrugada, esperándola numeroso público que dio muestra de devoción.