La epilepsia, una enfermedad neurológica que tiene diversas causas, algunas desconocidas, afecta en España a más de 100.000 niños, de los cuales alrededor de 25.000 deberán convivir con ella el resto de sus vidas.
La epilepsia infantil, uno de los asuntos abordados en el congreso que celebra estos días en Oviedo la Sociedad Española de Neurología Pediátrica, representa la cuarta parte de la población mundial afectada por este trastorno cerebral que tiene mayor incidencia en los países de menor desarrollo económico y social.
La enfermedad se detecta en la mayoría de los casos en los primeros dos años de vida del niño y en siete de cada diez pacientes desaparece en la adolescencia, pero el resto debe someterse a tratamientos paliativos y un porcentaje mínimo a cirugía.
El origen de los ataques y convulsiones por los cambios en la actividad eléctrica y química del cerebro pueden ser de diverso tipo, algunos desconocidos, y de su diagnóstico dependerá el tratamiento, ha explicado a Efe el presidente de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica, Ignacio Málaga Diéguez.
La llamada epilepsia benigna es aquella que desaparece por sí sola antes de que el paciente cumpla 16 años, aunque durante este periodo también necesita tratarse para evitar riesgos y mejorar las condiciones de vida del enfermo, y también para minimizar el estigma social.
En estos casos, aún cuando hayan desaparecido totalmente los síntomas, quedan secuelas de daño cerebral que suelen ser de escasa entidad y "tolerables" para llevar una vida normal.
En España están diagnosticadas unas 400.000 personas, entre adultos y niños, pero una de cada cuatro es resistente a los 25 fármacos distintos que existen, y solo una de cada 100 es susceptible de cirugía cerebral.
La cirugía solo se emplea en aquellos pacientes que hayan desarrollado la enfermedad por algún tumor que se pueda extirpar, o en las que se haya localizado la causa en algún punto muy concreto del cerebro.
El conocimiento de las causas es fundamental para establecer el tratamiento, aunque en buena parte de los casos es imposible determinarla con precisión, según ha explicado Málaga Diéguez, también responsable del área de Neuropediatría del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).
La epilepsia puede deberse a razones de tipo genético, a malformaciones cerebrales, a tumores y secuelas de traumatismos, entre las más comunes.
El tipo de enfermedad determina el tratamiento, que con la excepción de la cirugía, cuando se puede siempre será paliativo y destinado a dar calidad de vida reduciendo la cantidad e intensidad de los ataques.
Además de los fármacos, se puede instalar un estimulador del nervio vago en el cuello que regula la actividad eléctrica del cerebro.
También una dieta de alto contenido graso, que aumenta la producción de acetona en el organismo, puede dar los resultados deseados.
La epilepsia no se cura, pero "si una persona en vez de tener 20 ataques al día tiene uno solo ya hemos hecho bastante", ha indicado el presidente de la asociación médica.
La Sociedad Española de Neurología Pediátrica, que esta semana desarrolla en Oviedo un congreso con más de 400 profesionales, demanda el reconocimiento oficial de esta especialidad.
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Más de 100.000 niños conviven con la epilepsia en España
La epilepsia infantil representa la cuarta parte de la población mundial afectada por este trastorno cerebral que tiene mayor incidencia
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