Existen, a mi entender, dos maneras de hacer política. Una, creando, imaginando alternativas, forjando ideas desconocidas hasta el momento. Y otra, basada en la prohibición, la negación, el retroceso, el veto y la privación.
VOX ha elegido el segundo camino: la destrucción de cualquier avance social y político, empeñados en un cangrejismo que nos devuelva a la época del NODO. Su última ocurrencia es la creación de una lista de todos aquellos que imparten talleres LGTBI y los colegios donde se imparten, basándose en el criterio del manido chiringuito. Algo en lo que el verdadero experto es su líder.
Me preocupa la elaboración de este catálogo de una manera tan claramente sesgada. Podría entender la petición de una lista de todas las asociaciones, subvenciones asignadas y su rendimiento. Pero no. Todas no. Sólo las que dan formación sobre cuestiones LGTBI, o como en Andalucía, relativas al feminismo. Este torcimiento premeditado a la hora de pedir información sólo puede tener una lectura: la de crear listas negras de aquellos que piensan distinto de ellos.
Hoy son las feministas, los gays, las lesbianas. Mañana, quizás, los que no cacen o no les gusten los toros. Los que no lleven una bandera de España en la muñeca. Los militantes de partidos nacionalistas. Los de izquierdas. Los de las asociaciones de disminuidos físicos o psíquicos, que ensucian la raza. Los gitanos. Los que no se sepan la vida y milagros de Jose Antonio.
¿Qué les asusta? ¿Qué les da tanto miedo? ¿Que los niños descubran que hay familias con dos papás o dos mamás, cuando la mayoría de ellos viven ya en entornos de padres divorciados? ¿Qué les preocupa, que mañana vean a dos chicos cogidos de la mano y lo vean con naturalidad? ¿Les aterroriza la realidad? Quizás prefieran educarlos en otros valores, unos valores que hablan de un padre que oye voces e intenta matar a su hijo, de palomas embarazantes, de una civilización incestuosa que surgió de un padre, una madre y dos hermanos. Quizás prefieran dejar que a nuestros pequeños les inculquen valores un colectivo con un amplio historial de pederastia, con miembros que opinan que los menores van provocando o que los disminuidos psíquicos son castigo de su Dios.
Allá cada cual con el tipo de educación que quiere para sus hijos. Pero deberían saber que la homosexualidad no se contagia. Pero la estupidez sí.
#ApuntaMiNombreVox