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Miércoles 27/11/2024
 
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sociedad

Dos años y cuatro meses al camionero que arrolló a dos ciclistas

Estima parcialmente el recurso del acondenado en lo relativo a la privación del carné, que queda rebajada de 43 a 23 meses

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  • Monumento. -

La Audiencia de Valladolid mantiene la condena de dos años y cuatro meses impuesta al camionero portugués, Andrés dos S.C, como autor del atropello de dos ciclistas el 25 de febrero de 2016, con el resultado de un fallecido y un herido grave, al distraerse e invadir el arcén por el que transitaban los dos afectados.

La sentencia de la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Provincial estima parcialmente el recurso del condenado pero sólo en lo relativo a la privación del carné de conducir, que queda fijada en 23 meses, frente a los 43 impuestos en primera instancia por el Juzgado de lo Penal número 3, y desestima íntegramente los recursos interpuestos por la compañía aseguradora Allianz, al que se había adherido la empresa Transportes Couto, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

El transportista fue condenado por el Juzgado de lo Penal 3 de Valladolid por un delito de homicidio por imprudencia y otro de lesiones por imprudencia grave y, amén de los veinte meses de cárcel por el primero y los ocho meses por el segundo, acordó imponerle la privación del carné de conducir por espacio de cuarenta y tres meses, ahora rebajada a 23 meses.

A ello se suman, en concepto de responsabilidad civil, las indemnizaciones correspondientes, con responsabilidad civil directa de Allianz y subsidiaria de Transportes Couto S.A. y Transportes Nordestinos LDA. En concreto, más de 232.000 euros para la familia de Jesús Negro, de ellos 50.400 para su padre, 15.400 para cada uno de sus tres hermanos y más de 126.000 para su entonces pareja sentimental, al reconocer el juez la relación de pareja que había.

Al ciclista que salió vivo, Aitor Martínez, corresponde un total de 102.000 euros, a los que se suman otros 2.630 que ya recibió por daños.

"LE HA SALIDO GRATIS"

El hermano del ciclista fallecido, Gregorio Negro, en declaraciones a Europa Press, ha mostrado su indignación con la sentencia, con los fiscales y los jueces al considerar que el accidente "le ha salido gratis" al condenado, de quien recuerda que el doble atropello "no fue fruto de un despiste puntual sino de una actitud reiterada a lo largo de más de dos kilómetros en los que podía haber cometido una tropelía mayor".

Goyo Negro critica que su hermano "está bajo una lápida" mientras que el camionero que le mató empezará a salir de prisión en unos seis meses para dormir en casa. "Fue un accidente evitable", apunta Negro, quien lamenta que al condenado le quedan aún "tres balas", en referencia a que el fallo de la Audiencia Provincial lo puede recurrir al Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, al Tribunal Supremo e incluso pedir un indulto al Gobierno.

Por ello, ha pedido un endurecimiento del Código Penal para evitar este tipo de sentencias "ridículas", algo que comparte también Aitor Martínez, el otro ciclista que quedó malherido en el mismo siniestro y que, en declaraciones a Europa Press, entiende que la resolución no es justa porque "la vida de Jesús no vale eso, ni dos años y cuatro meses, ni cinco ni veinte años de cárcel".

En cualquier caso, Aitor sí se felicita por que al menos el transportista entrará en la cárcel. "La gente tiene que concienciarse de que conducir con un teléfono móvil en la mano es hacerlo con un arma de matar", ha sentenciado.

El fiscal y las acusaciones particulares habían pedido una condena de entre tres y cinco años de prisión tras considerar plenamente probado que el 25 de febrero de 2016, fruto de una distracción grave, invadió el arcén por el que circulaban dos ciclistas.

Los tres acusadores, el fiscal y los letrados del fallecido, Jesús Negro, y del herido, Aitor Martínez, coincidían en que de la prueba pericial y testifical quedó plenamente probado que el día de autos el transportista luso, cuando circulaba por el carril derecho de los dos existentes en la Autovía VA-30 (A-62 Cabezón de Pisuerga-A-62 Arroyo de la Encomienda), en la Ronda Exterior, invadió el arcén a causa de una posible distracción y llegó a impactar con el primero de los dos ciclistas.

Las acusaciones fundamentaron su postura en las periciales de la Guardia Civil, que sitúa el punto de colisión en el arcén, y de los forenses, que mantienen que el fallecido recibió un impacto que le despidió contra el guardarraíl, protección que actuó como un cuchillo y seccionó la columna vertebral, así como en las declaraciones de los testigos que circulaban por detrás del convoy, todas ellas en la línea también de la distracción del transportista y la invasión del espacio reservado a los ciclistas.

Por ello, mantenían que los hechos eran constitutivos de un delito de homicidio por imprudencia y otro de lesiones por imprudencia grave y por ello el fiscal, el letrado del herido y el del fallecido solicitaron tres, cuatro y cinco años de prisión, respectivamente, junto con la privación de carné de conducir del acusado por espacio de entre cuatro y ocho años, petición esta última formulada por el representante de la víctima mortal.

En concepto de responsabilidad civil, con responsabilidad directa de Allianz y subsidiaria de Transportes Couto S.A. y Transportes Nordestinos LDA, el fiscal pidió para la familia de Jesús Negro un total de 232.620 euros, de ellos 50.400 para su padre, 15.400 para cada uno de sus tres hermanos y más de 129.000 para su entonces pareja sentimental, así como más de 75.000 para Aitor Martínez, cantidad que elevó desde de los 40.000 iniciales en aplicación de la pérdida de calidad de su vida laboral y de su actividad semiprofesional como ciclista.

El letrado de este último, por idéntico motivo, incrementó igualmente la responsabilidad civil desde los 79.584 hasta los 137.000, mientras que el abogado de la víctima mortal solicitó un total de 227.733 euros, de ellos 126.854 para la novia, 15.000 para cada uno de sus tres hermanos y 54.679 para el padre.

"¡NO SOY UN ASESINO!"

En la parte contraria, la defensa había solicitado un fallo absolutorio y, lejos del "apasionamiento" del que pidió huir para enjuiciar casos de este tipo, basó su solicitud en el testimonio de su cliente, quien el primer día del juicio reiteró que en momento alguno se distrajo ni invadió el arcén por el que circulaban los ciclistas y atribuyó lo ocurrido al "efecto látigo" o rebufo generado por el trailer que conducía.

De hecho, antes de que el juicio quedara visto para sentencia, el transportista hizo uso de su derecho a las últimas palabras para pedir disculpas a las dos familias afectadas y para defender la versión mantenida a lo largo del proceso. "¡No soy un asesino!", advirtió el procesado con emoción contenida.

Pero el momento más emotivo se produjo una vez concluido el juicio, cuando Aitor Martínez, el ciclista que quedó malherido, se acercó al acusado y ambos se fundieron en un abrazo y rompieron a llorar.

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