Miguel Hiroshi presenta Oníriko Orinoko. Es su primer disco en solitario, en el que resume los últimos años de su trayectoria musical.
Enamorado del handpan, nuevo instrumento inventado en Suiza en el 2000, Hiroshi visitó la redacción de Viva Sevilla.
¿Cómo describiría ‘Oníriko Orinoko’?
–Es un resumen de mis últimos años en el mundo de la música. El resultado de compartir ideas con músicos de diferentes partes del mundo y diferentes estilos musicales. Una especie de viaje personal por distintas sonoridades e instrumentos. Es un guiso musical, bajo mi filtro personal, pero con los ingredientes de este viaje musical.
¿Cuáles son esos ingredientes de esta auténtica alquimia musical?
–Hay un componente rítmico, muy importante, algo que siempre me ha cautivado de la música como es la poliritmia, que está muy presente en el disco. Hay un tema en el que sucede entre instrumentos de cuerda, en otros en las voces, en otros en las percusiones.
Músicos de España, México, Noruega, Grecia, Israel, Marruecos, Suecia Alemania… ¿Cómo se coordina una grabación con profesionales de países tan diferentes?
–De dos formas. Una es a distancia, utilizando las nuevas tecnologías, y otra es la coincidencia, como somos músicos hay veces que nos encontramos en diferentes sitios y aprovechamos para grabar. Por ejemplo, en New York y México coincidimos algunos y aprovechamos para grabar varios temas.
Después de años en la música, en diferentes vertientes, llega este primer disco. ¿Era el momento oportuno para sacar lo que lleva dentro?
–Ya llevaba más de dos años con esa idea, era el momento y he ido dando pasos para hacerlo realidad. Pero a la vez también voy pensando en proyectos futuros.
Handpan, el nuevo instrumento del siglo XXI, inventado y diseñado en Suiza en 2000. ¿Cómo conoce este instrumento y cuándo se enamora de él?
–Me enamoré inmediatamente. Con 20 años me fui a Barcelona y al tercer día de estar allí, paseando por la Ramblas, vi una persona tocándolo y me quedé embobado completamente. Le pregunté y me contó la historia, y que lo vendían en una calle cercana. Esa noche no dormí, con ese sonido metido en la cabeza. Ahorré, durante un año, para comprarlo pero cuando reuní el dinero fui a la tienda y me dijeron que ya no se comercializaba, que si lo quería tenía que ir a Suiza y comprarlo directamente a los fabricantes. Entonces supe que el precio había pasado de 300 a 600 euros. Seguí ahorrando para el viaje y el instrumento, me planté en Suiza, conocí a los fabricantes y me lo compré.
Trabaja en su siguiente disco. ¿A qué músicas estará dedicado y cuándo verá la luz?
–Estará dedicado al flamenco, pero utilizando mis filtros. Saldrá en 2020, pero aún no sé fechas concretas. Habrá cante y ahí es donde entrarán los invitados, pero el acompañamiento será exclusivamente mío. No habrá guitarras, pero si handpan, percusiones y electrónica. Será un disco muy conceptual y experimental, aunque para mí es muy natural, porque llevo años haciéndolo.