Sí, querido lector. Mal que les pese a muchos, los tiempos están cambiando. Aunque los hay que se agarran al pasado con uñas y dientes, más conservadores que el papel de aluminio, más retrógrados que un espejo retrovisor, cuya única misión es mirar hacia atrás.
Los hay que les pilla con el pie cambiado, cuando no anclados en la Edad Media. Ahí tenemos a la Iglesia, que no tiene otra cosa en la que pensar que convertir un mero trámite como los cursos matrimoniales en prácticamente un máster de dos años. Siempre me ha fascinado la idea de que gente que no se ha casado nunca ni sabe lo que es la convivencia en pareja se crea en condiciones de dar tal tipo de magisterio. Como Falete hablara del veganismo, Alex Ubago de las alegrías, o Patricia Botín de la cultura del sacrificio .
Otros andan indignados porque vamos a tener un Consejo de Ministros del mismo tamaño, al parecer, que el Orfeón Donostiarra o la Tuna Compostelana. Que es un despilfarro. Unos 14000 €, más o menos. Sin embargo, nadie se rasga las vestiduras por los más de 180000 € que pagaremos todos por la vejación que hizo el gobierno de Aznar hacia la familia de José Couso, y a la que ahora tendremos que indemnizar. Tampoco se oye ninguna dentadura crujir por tener que mantener dos familias reales, o por saber que una buena parte de los más de 60.000 millones de euros regalados a la banca nunca volverá al Estado. Pero oye, dos vicepresidencias más nos van a llevar a la quiebra.
Pero a los que más veo sufrir es a los que se arrogan en defensores de todos los españoles, en la última trinchera defensora de la Patria, quitando a Pais Vasco, Canarias, Catalunya y Teruel, a los rojos, las feministas y los gays, que esos no se lo merecen. Esos pobres las están pasando canutas, tan tan tan mal que han creado una plataforma llamada España Existe. Alguien debería decirles que España ya existía antes, y nadie les ha visto concentrarse en los ayuntamientos para que volvieran los jóvenes emigrantes, para que no desahuciaran a ancianos y niños, o ayudando a los Ángeles Malagueños de la Noche a repartir un bocado de comida caliente. Será que esos no son España. Será que esos no existen.
Yo, de momento, voy a invertir en el laboratorio fabricante de Almax.