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sociedad

Renunciar a tu hijo en el paritorio

Una decisión muy meditada y difícil que en España goza de total anonimato y que no implica castigo penal, al contrario que el abandono

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  • Un bebé. -

Las situaciones son muy distintas, pero el duelo es igual para todas: madres que renuncian en el paritorio a sus bebés. Una decisión muy meditada y difícil que en España goza de total anonimato y que no implica castigo penal, al contrario que el abandono.

Durante la última década, un total de 355 mujeres dieron este paso en la Comunidad de Madrid, según los datos proporcionados a Efe por la Consejería de Políticas Sociales y Familia.

El año pasado registró una de las cifras de cesiones más bajas en el periodo 2009-2019: dieciocho frente a las 66 de 2011 o las 51 de 2012.  

SIN CONSECUENCIAS LEGALES     

En una entrevista con Efe, las integrantes del equipo del Hospital Puerta de Hierro de Madrid que presta asistencia médica y psicosocial a estas mujeres coinciden en subrayar la ausencia de consecuencias penales o legales, y el hecho de que nacionales y extranjeras reciban el mismo trato, con independencia de la situación administrativa en el país.   

La jefa de sección de Neonatología, Mamen Muñoz, la trabajadora social Paloma Pérez y la matrona Cruz Serrano destacan que el abandono está castigado por el Código Penal y subrayan la importancia de que la madre no ponga en peligro su vida o la de su bebé.

En opinión de Cruz Serrano falta información: “No hay necesidad” de dejar a un niño en total desamparo por no poder asumir su cuidado; el anonimato está garantizado y el hospital “no es una cárcel”.

En el momento de dar a luz, añade la jefa de sección de Neonatología, se desvinculan las dos historias clínicas, de manera que no se pueda rastrear con los datos del recién nacido quién es la madre y viceversa.

UNA ELECCIÓN LIBRE QUE NO EVITA EL DUELO  

El momento de la separación, explican Serrano y Muñoz, “se vive siempre como una pérdida, aunque sea una decisión libremente elegida. Es un duelo, igual que en el caso de una pérdida fetal”.

Una vez que ha dado a luz, la mujer es trasladada a otra planta para que no oiga los llantos de otros bebés y pueda afrontarlo en mejores condiciones, aunque experimenten los cambios naturales que se producen en el cuerpo a consecuencia del parto. 

En general son resoluciones muy meditadas, aunque el equipo del hospital recuerda algún caso en el que la abuela no compartía la decisión de la hija y dejaron una carta al neonato para entregársela a su mayoría de edad.

Otra mujer finalmente no dio a su niño en adopción y fue derivada a una casa de madres en Móstoles.

Tampoco ayuda a elaborar el duelo el hecho de callar y ocultar lo ocurrido, como en ocasiones sucede.

NO HAY PERFILES, CADA CASO DISTINTO 

Los casos se dan en todos los niveles socioculturales y los motivos son muy variados. Mujeres con una grave discapacidad intelectual, inmigrantes, menores, personas en situaciones económicas o de pareja complicadas.  

En este contexto, la trabajadora social considera que debería revisarse la legislación vigente cuando las renuncias las hagan menores, de modo que el asentimiento definitivo coincida con la mayoría de edad de ellas.

CUIDADO MÉDICO Y EMOCIONAL: RECUERDOS Y ABRAZOS 

Una vez que los niños entran en Neonatología se tiene en cuenta la parte médica pero también la emocional, subraya Mamen Muñoz. “Las enfermeras los cogen en brazos, los miman y les procuran los cuidados piel con piel para que estén emocionalmente cubiertos”.

Además se intenta guardar algún recuerdo de los primeros días del pequeño para dárselo a los futuros padres -la pinza del cordón umbilical o ropita que haya llevado- y se anota en su historia clínica su comportamiento, cosas que le gustan, para que lo sepa su nueva familia.

Las pruebas que pudieran faltar (serología, ecografías…) se completan en el centro sanitario.

TUTELA Y ACOGIMIENTO 

Antes de que la madre confirme la decisión de dar a su hijo en adopción, la trabajadora social mantiene dos entrevistas con ella en la que le expone todos los recursos disponibles: ayudas sociales o casas de acogida y figuras jurídicas que no son la adopción –que implica perder todo vínculo con el menor. Solo se puede recuperar cuando el niño cumpla 18 años y manifieste su interés por conocer sus orígenes-.

Si se ratifica en su decisión, la comunidad autónoma asume la tutela en 48 horas, pero hay un periodo de arrepentimiento de unas seis semanas hasta la “ratificación judicial en el que la madre hace un asentimiento y se efectúa la retirada judicial”.

“Estos niños, al contrario que los de retirada de custodia, tienen la ventaja de que van a un acogimiento preadoptivo; familias que ya están seleccionadas y están esperando. Son recibidos como puedes imaginar…”, concluye Paloma Pérez.

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