Brujas mediterráneas, atlánticas, cantábricas, pirenaicas y del interior desfilan por este libro para niños y adultos, publicado por Siruela, que invita a soñar y a descubrir las versiones españolas de decenas de cuentos populares, que conservan la frescura de las tradiciones orales de la Grecia Antigua o la Edad Media.
Después de contar historias de enanos, cíclopes, culebras, duendes y dragones en el Libro de los monstruos españoles, Ana Cristina Herreros ha vuelto a los cuentos populares para dar voz a brujas, hadas y hechiceras, personajes que a diferencia de los monstruos, “de verdad existieron y con los que España ha convivido”, explicó la autora en una entrevista con Efe.
Y es que las brujas son “mujeres normales y corrientes, cuya única anomalía, si es que la tienen, es que tienen poder y lo usan”, asegura Herreros, sin dudar en calificar su libro de “feminista”, porque reivindica un personaje “demonizado por la sociedad patriarcal, basada en la ocultación de ese poder que tenemos las mujeres, que lo tenemos todas”, subraya.
“Las brujas representan el miedo al poder de las mujeres, por eso se las aparta, se las demoniza y se las tacha de algo obsceno, porque son muy transgresoras, porque se atrevieron a vivir solas sin la protección de un varón”, afirma la autora, para quien cualquier libro que ella escriba “es una investigación sobre el poder de las mujeres”.
Pero el Libro de las brujas españolas también refleja que, pese a la persecución que sufrieron durante la Inquisición, “las brujas en España no son seres demonizados, sino que son sabias curanderas a las que se ha acudido siempre para resolver conflictos”, afirma la autora.
Las brujas españolas están muy lejos de los estereotipos de “bruja-mala” o “hada buena”, una imagen que según Herreros “obedece a intereses de mercado y está creada por capitalismo americano y por las factorías fílmicas”.