Salvo raras ocasiones en las que los padres han salido los dos con los hijos, lo que está prohibido, las calles de San Fernando han sentido de nuevo las voces infantiles, han visto las bicicletas y los patinetes por calles y parques y han jugado el fútbol donde han podido, siempre con un respeto escrupuloso a las condiciones en las que se ha permitido esta primera experiencia.