Sollozan los madrileños, algunos, no todos, por no poder evolucionar como los Pokemon y pasar de fase en busca del monstruo de fin de pantalla. No entienden por qué, mientras una amplia mayoría de españoles seguimos en pos de la “nueva normalidad”, ellos se quedan estancados en un limbo intermedio, un sí pero no que no contenta ni a la cúpula pepera ni a la Revolución del Putter.
Lo que son las cosas. Ha tenido que venir un virus de Oriente para cambiar las tornas. Desde siempre, hemos sido “los de provincias” los que nos hemos sentido desplazados y agraviados por los capitalinos, sempiternos agraciados con todo tipo de prebendas y mejoras por ser el centro del Estado, del planeta y, si me apuran, del Universo conocido. Se han aprovechado de un dumping fiscal por el que se tributa en Madrid lo que nos gastamos los malagueños en telefonía, banca o gasolina.
Ahora se quedan atrás. No han hecho los deberes. Son ese niño maleducado, acostumbrado a que los profesores hagan la vista gorda y le pongan buena nota aunque no dé golpe. Pero en el momento en el que lo han cambiado de colegio, le están dando todas las hostias en el mismo lado. Como es natural, ha recurrido al recurso fácil de echarle la culpa al profe, que le tiene manía, se enrabia, patalea y cacerolea.
Tras la primera negativa, se le había pedido que hiciera los deberes, entre los que se encontraban reforzar la asistencia primaria, abriendo los más de 70 consultorios que permanecen cerrados y restaurando las urgencias nocturnas. Por parte de la CAM, se habla de un plan de contratación de rastreadores, pero dicha contratación no se ha hecho efectiva, como tampoco llegan los PCR prometidos a los centros sanitarios. En suma y en resumen, dice que ha hecho los deberes pero se los ha comido el perro.
Se culpa al hecho de que en Madrid manda el PP. Como si en Andalucía o en Galicia gobernaran las fuerzas de izquierda. Un argumento que se cae por su propio peso. Otras comunidades, como Castilla y León o Catalunya, conscientes de sus deficiencias, no exigen su pase de fase. Pero es más fácil dejar caer la responsabilidad en otro que en asumir que se ha sido un mal estudiante.
Yo estoy empezando a ahorrar para cuando todo esto acabe. Por lo visto, las suites en Madrid andan tiradas de precio.