La sinceridad, esa virtud habitualmente reñida con la política, tiene un brote verde. Hace escasos días, la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, se ató los machos y trasladó a alcaldes de las provincias de Córdoba y Jaén que no habrá autovía entre El Carpio y Torredonjimeno. La promesa del PP, cuando estaba en la oposición, se convierte ahora en papel mojado. Claro, no es lo mismo predicar que dar trigo.
Fomento dice no a una infraestructura esencial para ambas provincias andaluzas -sobre todo la jiennense- desde todas las vertientes, de la económica a la seguridad vial. Pero, hete aquí que una representante de la cosa pública dice la verdad, y no se escuda en sempiternos plazos, en comisiones surgidas de la nada o en futuribles irrealizables. No habrá autovía a corto y medio plazo, y sí mejoras en la carretera. Es lo que hay. Palabra de Marifrán. Y si no quieres arroz, pues toma dos tazas, porque tampoco habrá desdoble de la Andújar-Jaén. Lo tenemos claro. En época de recogida de aceituna volveremos a conducir detrás de los tractores de los aceituneros. Lo haremos a 20 kilómetros por hora, con el riesgo que supone para la vida del artista y su entorno.
Pocos días después de saber que no habrá nuevas autovías en la provincia bañada por un mar de olivos, hemos confirmado que Sevilla tendrá una tercera línea de Metro. Es una cuestión de prioridades. No hay pasta para la autovía de la que disfrutarían tosirianos, porcunenses y carpeños, que acercaría Jaén a ciudades como Córdoba y Sevilla, pero sí hay dinerillo para el suburbano hispalense. Uno, que es vecino de San Benito, entiende la necesidad de esa tercera línea de Metro para una ciudad de unos 700.000 habitantes, que sin pandemia, multiplica su población con mezcolanza de nacionalidades. Pero, no se entiende el unostantoyotrostanpoco. Las carencias jiennenses también las provocaron quienes decidieron gastar 125 millones de euros en un tranvía, que por cierto aún está en cocheras. La baja renta y el alto desempleo en la provincia del Santo Reino, y su dependencia del monocultivo son motivos más que suficientes para que las administraciones vuelvan por fin su vista, y sus inversiones a la cara sur de Despeñaperros.
