Según informaron en la jornada de ayer a Efe fuentes de la Fundación Francisco Ayala, los detalles de dónde se depositarán las cenizas del escritor, testigo lúcido del siglo XX y último superviviente de la Generación del 27, “se anunciarán en su momento”.
De esta forma, Ayala “regresa” tras su muerte a la ciudad que lo vio nacer el 16 de marzo de 1906 y a la que se sintió siempre muy unido.
Aunque el escritor se convirtió desde muy joven en ciudadano del mundo, el ser granadino dejó visibles huellas en su carácter, en su acento, en su sentido del humor y en su forma de encarar la vida.
Los restos mortales de Francisco Ayala fueron incinerados el miércoles en El Escorial (Madrid), después de que se acercaran a la capilla ardiente, instalada en el tanatorio del Parque de San Isidro, las más altas instancias políticas españolas y numerosos representantes de la vida cultural.