Brasil continúa desde hace casi dos meses con un ministro de Salud interino sin experiencia en el área y que ha dado un cuestionado rumbo a la estrategia contra el coronavirus en un país que desde mayo registra una media diaria de 1.000 muertes por la COVID-19.
El número de contagios rebasó este domingo los 1,6 millones de contagios, con 26.051 en el último día, mientras que el de fallecidos se elevó hasta los 64.867, con 602 nuevos óbitos después de cinco días por encima del millar, según el último balance del Ministerio de Salud.
No obstante, desde el pasado 19 de mayo, cuando Brasil sobrepasó por primera vez la barrera de los mil fallecidos, el promedio diario de decesos es de 1.022, pese al descenso que suele presentarse los fines de semana, fruto de la menor actividad de los órganos públicos para contar los datos.
Además, la cifra de casos puede ser mucho mayor, pues un estudio de seroprevalencia encomendado por el Gobierno estima que podrían haberse contagiado al menos ocho millones de personas en el país.
Brasil, que cuenta con 210 millones de habitantes, es el epicentro latinoamericano de la pandemia y el segundo país con más infectados y muertes, después de Estados Unidos. Los especialistas no se ponen de acuerdo sobre cuándo llegará el pico.
UN MINISTRO DE SALUD INTERINO DESDE EL 15 MAYO
En plena crisis sanitaria, dos ministros de Salud salieron del Gobierno por discrepancias con el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, que desdeña la gravedad de la pandemia -para él la COVID-19 es una "gripecita"- y ha promovido una campaña contra las medidas de aislamiento adoptadas por gobernadores y alcaldes.
El mandatario destituyó en abril a Luiz Henrique Mandetta, defensor de las cuarentenas, y menos de un mes después, su sustituto, Nelson Teich, renunció por las presiones del jefe de Estado para recomendar la cloroquina, un antipalúdico cuya eficacia contra el coronavirus no está comprobada, a cualquier paciente con la enfermedad.
Ambos eran médicos. Desde el 15 de mayo está al frente de la cartera de Salud, como interino, el general del Ejército Eduardo Pazuello, quien tiene una destacada carrera militar, pero ninguna experiencia en el ámbito sanitario. Cuatro días después el país superó por primera vez las mil muertes diarias.
Su gestión ha supuesto un cambio de 180 grados en la estrategia para luchar contra la pandemia. Con él, el ministerio abandonó la defensa acérrima del aislamiento rígido y pasó a recomendar el uso de la cloroquina de forma general.
También centró sus esfuerzos en reforzar la red pública hospitalaria para permitir a los estados y municipios seguir avanzando en sus procesos de reapertura de la economía, la principal preocupación de Bolsonaro, quien considera las cuarentenas "un crimen" y una ruina para las finanzas.
Pero la mayor controversia fue cuando, durante unos días de junio, decidió divulgar en los boletines del ministerio solo las cifras diarias del COVID-19 y omitir el acumulado, medida que posteriormente corrigió, obligado por un juez de la Corte Suprema.
También ese mes, durante una reunión ministerial, Pazuello generó estupefacción al cometer el desliz de vincular las regiones norte, donde se encuentra la Amazonía, el mayor bosque tropical del planeta, y nordeste del país, de clima semiárido, al invierno del Hemisferio Norte.
Bolsonaro ya anticipó que Pazuello podría permanecer "por mucho tiempo" en el cargo e incluso elogió su gestión durante la emergencia.
"La parte de gestión es excepcional, una cosa nunca vista en la historia. Sabemos que él no es médico, pero está con un equipo fantástico", dijo el presidente la semana pasada.
BRASIL LE APUESTA A LA VACUNA, UNA ESTRATEGIA ARRIESGADA
En medio de la crisis, Brasil confía en que los científicos encuentren en el corto plazo una vacuna efectiva y segura contra el coronavirus.
Las autoridades sanitarias brasileñas han autorizado ya los ensayos de dos candidatas. La primera, la desarrollada por la Universidad de Oxford junto con la farmacéutica AstraZeneca.
El Ministerio de Salud anunció la semana pasada un acuerdo con ambas entidades que le permitiría producir esa potencial vacuna.
El acuerdo compromete a Brasil con un desembolso de 288 millones de dólares por adquirir 100 millones de dosis y la transferencia de tecnología para su producción de forma autónoma en el país.
La cartera reconoció que se trata de una inversión de riesgo debido a que la vacuna, aunque es una de las más prometedoras, aún está en su tercera fase de pruebas clínicas.
Brasil también autorizó el viernes los ensayos en 9.000 voluntarios del país con la vacuna candidata desarrollada por el laboratorio chino Sinovac.
El centro de investigación Instituto Butantan de Sao Paulo coordinará los estudios tras llegar a un acuerdo con la firma asiática para ejecutar la tercera y última fase de pruebas.
ALARMA EN MATO GROSSO, ESTADO FRONTERIZO CON BOLIVIA
Si las regiones norte y nordeste parecen haber pasado lo peor, la situación preocupa ahora en el centro-oeste y el sur del país.
El estado de Mato Grosso, fronterizo con Bolivia y con una población estimada en 3,5 millones de personas, tiene el 100 % de las camas de terapia intensiva ocupadas y ya hay fila de espera.
Hasta este domingo, registraba 807 muertes y 20.891 casos confirmados. Hace un mes no llegaba al centenar de decesos causados por el coronavirus.
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Brasil, con un ministro de Salud interino y 1.000 muertes diarias
El número de contagios rebasó este domingo los 1,6 millones de contagios, con 26.051 en el último día
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