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Jueves 14/11/2024
 

Cádiz

La cara oculta de Carranza

Tras la polémica suscitada por el cambio de nombre del Estadio Municipal, damos unas pinceladas sobre la figura de este alcalde

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  • Informe firmado por Carranza procedente del Archivo Tribunal Militar de Sevilla.
  • Ramón de Carranza fue la máxima autoridad durante el Terror caliente

Se nos enseñó que el alcalde Grande de Cádiz no era otro que Ramón de Carranza. Pero esta afirmación no deja de formar parte de la historia que nos quisieron enseñar desde los altos estamentos sociales. Fue un mito que caló en la memoria colectiva después de la dictadura franquista.

Su llegada a la alcaldía de Cádiz no se dio hasta 1927. Nos encontramos durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Proyectó grandes obras a base de préstamos bancarios, cuestión que la hacienda gaditana terminaría soportando. Junto a esta política derrochadora también se caracterizó por su fuerte carácter. Su alcaldía llegó a su fin en 1931. El 12 de abril, aunque las redes caciquiles habían vuelto a funcionar –en Cádiz con Carranza-, no ocurrió lo mismo en las principales ciudades españolas. Alfonso XIII se vio sin apoyos y decidió marchar al exilio. El 14 de abril se proclamó la Segunda República. Sin la cobertura que daba la dictadura a la alcaldía de Carranza las protestas y quejas por el “pucherazo” dieron al traste con la supuesta victoria de don Ramón. Las votaciones tuvieron que repetirse. No obstante, en esta ocasión, con el sistema caciquil en crisis, los republicanos-socialistas vencieron imponiéndose como nuevo alcalde de Cádiz el abogado Emilio de Sola teniendo entre sus concejales al que sería más tarde también alcalde, el doctor Manuel de la Pinta.

Ramón de Carranza no asistió al acto de entrega de la alcaldía, se alejó los años siguientes de la política local, si bien estuvo muy activo a nivel nacional. Fue diputado nacional por el partido ultraconservador Renovación Española en las legislaturas de 1933 y 1936. Pero mientras formaba parte como diputado del Estado republicano se dedicó a conspirar contra él. Semanas antes de la sublevación se encontraba preparándola con Sanjurjo en Portugal. Cádiz cayó en manos golpistas el domingo 19 de julio y Ramón llegó en avioneta, desde Sevilla, el 26 de julio.

Arrancaba entonces su segunda alcaldía, impuesta por la fuerza de las armas y que se va a destacar por ejecutar los planes de represión. Durante los meses de verano, otoño e invierno de 1936 se dan las peores cifras en Cádiz de personas encarceladas, asesinadas o desaparecidas. A pesar de su avanzada edad, dos días después de su llegada a la capital, ya firmaba el listado de trabajadores/as que había que depurar. Una treintena de personas entre médicos, practicantes, escribanos o chóferes eran separadas de su empleo y sueldo. 

Los historiadores cifran  dicha represión como la más cruel y numerosa. Gaditanos asesinados en distintos puntos de la ciudad sin el más mínimo juicio y las fosas del Cementerio de San José con unas cifras todavía inciertas que pueden rondar las 500 personas. Ramón de Carranza, además, durante esta segunda alcaldía, firmó multitud de informes sobre sus vecinos cuando la justicia militar así se los pedía. No hay que ser muy listo para saber cómo acababan dichas vidas.

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