Ayer fue fiesta en el calendario gaditano y Cádiz, a pesar de los pesares, vivió su tradicional fecha festiva de la mano de su alcaldesa perpetua, la Virgen del Rosario. No hubo procesión, no hubo incienso ni música cofradiera por las calles del centro como es habitual, pero la jornada amaneció con el mismo olor a nardo que siempre.
Cádiz celebraba en el día de ayer la festividad de la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad y del Consejo de Hermandades y Cofradías de Cádiz. Un acontecimiento que arrancaba hace doce días con la celebración de una Novena rendida a la Patrona en unas condiciones históricas a consecuencia de la dura pandemia que nos acecha. Durante estos días, las oraciones han ido dirigidas a gobernantes, enfermos y fallecidos por la COVID-19. Además, la Archicofradía también celebró con sus limitaciones propias de la etapa que vivimos, la celebración del acto de Adoración Nocturna en la noche del 3 de octubre. Debido a la crisis sanitaria, y como medida de seguridad, durante todos los actos celebrados se ha limitado el aforo dentro de la Iglesia de Santo Domingo, no siendo superior a 150 personas.
La Novena dedicada a la Virgen dio lugar el pasado martes, 6 de octubre, al tradicional pregón. Para la ocasión la Orden de Dominicos designó al vejeriego Juan Mera Gracia para cantar a la Virgen en una exaltación en la que hubo mensajes emocionantes para los tiempos que vivimos de esperanza y consuelo. El pregonero fue presentado por el sevillano Carlos Lopez Bravo. Juan Mera ya pregonó en Cádiz la Semana Santa de 2017 entre otras muchas advocaciones y efemérides.
En el mismo lugar se celebraba el acto de Salutación a la Virgen, organizado como es habitual por el Consejo de Hermandades y Cofradías de Cádiz. La encargada de felicitar a la Patrona este año en nombre de todos los cofrades y gaditanos fue la hermana mayor de la cofradía de Expiración, Elisa Montero Ruso, recientemente reelegida en su cargo.
El acto dio comienzo una vez concluido el pregón de Mera en torno a las 22.15 horas. Primero, se rezó el Santo Rosario en el interior de la iglesia, en sustitución del tradicional rezo que se celebraba por los alrededores de las calles del Santuario. A continuación, fue el momento de la Salutación a la Patrona de Cádiz en un emotivo marco de cofrades emocionados con mascarillas y distancias de seguridad.
Ya este 7 de octubre, festividad de la Virgen del Rosario, se celebró la función de la renovación del voto de la ciudad a las 11 de horas en el santuario de Santo Domingo, en un acto que fue presidido por el obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Monseñor don Rafael Zornoza Boy.
La ciudad de Cádiz renovó un año más el voto con su Patrona y Alcaldesa Perpetua, la Virgen del Rosario, a pesar de la pandemia de la Covid-19. Con las correspondientes limitaciones de aforo y distancia de seguridad, la Iglesia de Santo Domingo de la capital gaditana acogió la mañana del 7 de octubre, la Solemne Función del Voto, presidida por el obispo de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza Boy.
El deán de la Catedral de Cádiz, Ricardo Jiménez, fue el encargado de renovar, un año más, el voto a la Patrona. El padre Ricardo comenzó su discurso haciendo referencia a la pandemia que estamos sufriendo. “Hoy Madre volvemos a acudir a ti en tiempo de pesar. Como hombres modernos que somos, jamás pensamos que volveríamos a vernos apesadumbrados por la enfermedad y la desgracia. Estamos sufriendo las consecuencias terribles de esta pandemia que nos ha recordado lo cerca que está la muerte de nosotros. Hemos visto como nuestra economía y nuestros negocios se resienten y, lo peor de todo, el miedo se ha convertido en un sentimiento cotidiano”.
A pesar de todo, el deán de la Catedral puso en valor la actitud mostrada por los gaditanos en estos duros momentos. “Este noble pueblo gaditano no se achanta ante la oscuridad. Madre también hemos asistido a la generosidad de los fuertes con los débiles. Los jóvenes han atendido las necesidades de sus mayores, se han explorado nuevas formas para comunicarnos y expresar nuestro cariño y los actos de caridad desinteresada se han multiplicado”.
Así, el sacerdote, en representación del Cabildo Catedral, pidió por las víctimas que están sufriendo el ataque de esta pandemia; por las familias, para que se atiendan sus necesidades; para dar solución al paro, la infravivienda, la pobreza, las personas sin hogar, las familias rotas, el aborto, la droga, los inmigrantes no integrados…; por nuestros gobernantes, para que tengan corazón generoso y gasten su tiempo y sus energías por el bien de esta tierra. “Madre nuestra, no dejes que la soberbia, la división, la crispación política o la cortedad de miras eche raíces en sus corazones”. También, por nuestra iglesia diocesana, por los miembros que la componen y por aquellos alejados de la fe.
En la misma línea, el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza Boy, recordó que la Virgen ha sido siempre nuestro auxilio en momentos terribles. “Cuando otros años recordábamos las epidemias de las que nos libró la Virgen, quién nos iba a decir que íbamos a volver a pasar por una situación como la actual. Esto nos sirve para ser conscientes de nuestra fragilidad, nuestra debilidad, nuestra vulnerabilidad, y cuando venimos delante de nuestra Madre, la Virgen del Rosario, podemos expresarle mejor lo que vivimos, lo que sentimos, lo que llevamos en nuestro corazón, que es nuestra pobreza. Madre, ampáranos, auxílianos, ayúdanos”.
Mons. Zornoza aseguró que, como dijo el Papa Francisco, “esta enfermedad y esta pandemia nos han llevado a darnos cuenta de otras que también estaban presentes, pero en las que habíamos hecho menos hincapié: un mundo que tiene que abrir los ojos a las desigualdades, injusticias, trata de personas, a las nuevas esclavitudes… Nosotros hoy tenemos que hacer más mención de ello para pedirle a la Virgen que nos libre de todos los males, y que superemos todas estas deficiencias, que nos llevan a darnos cuenta de una pobreza y de una debilidad mayor del hombre, que no es solo la física u orgánica, sino moral. Tenemos que vivir, como nos pide el Papa en su última encíclica, como hermanos, en un mundo de hermanos verdaderos, no teóricos, y entrar en una vida moral que nos lleve hacia delante, al riesgo de comprometernos, al riesgo de entregarnos, de compartir, de buscar el bien, de arriesgarnos nosotros mismos por amor a los demás”.
Por último, el obispo diocesano manifestó que “la Virgen María no es un recurso poético, ni una metáfora en la vida cristiana. La Virgen es lo más realista de la vida. Cuando uno entra en comunión con Cristo, Cristo te cambia la vida”. Así, Mons. Zornoza recordó las tres nuevas invocaciones en las letanías del Rosario: “Madre de la esperanza, Madre de la misericordia y Consuelo para los migrantes”.
Tras la eucaristía, las puertas de la iglesia de Santo Domingo permanecieron abiertas durante todo el día para la tradicional ofrenda de nardos a la Virgen del Rosario. Una ofrenda que se llevó a cabo de una forma pausada y con orden de llegada.
Por la tarde, a partir de las 19 horas, en lugar de la tradicional procesión de alabanza por las calles de la ciudad, la Orden de los Dominicos organizó un acto poético- musical para recordar los momentos en los que la Virgen del Rosario tuvo un papel protagonista en la historia de Cádiz. Además, durante éste acto extraordinario, también se realizó el rezo del Santo Rosario.
Unas condiciones distintas, difíciles y atípicas las de la jornada festiva de ayer, pero en la que la Virgen del Rosario quiso más que nunca, abrazar a su pueblo transmitiendo un halo esperanza.