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Miércoles 13/11/2024
 
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Sevilla

La Audiencia de Sevilla confirma los once años de pena al matricida de Alcalá

El órgano judicial lo condena con la agravante de parentesco pero le aplica la "atenuante muy cualificada de tener mermadas las capacidades intelectivas"

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  • Juicio por el crimen de Alcalá de Guadaíra. -

La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a once años de cárcel al joven acusado, de nacionalidad ecuatoriana, de asesinar en noviembre de 2018 a su madre, de 49 años de edad, en la vivienda donde ambos convivían en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), todo ello tras el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular el pasado día 2 de octubre.

En la sentencia, contra la que cabe interponer recurso de apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), la Audiencia condena al acusado como autor de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, con la agravante de parentesco y la "atenuante analógica muy cualificada de tener mermadas sus capacidades volitivas e intelectivas" como consecuencia del "trastorno ansioso depresivo" que padecía en el momento de los hechos, según recoge la sentencia facilitada por el TSJA.

La sentencia recuerda que el jurado consideró probado que los hechos tuvieron lugar sobre las 4,00 horas del 13 de noviembre de 2018, cuando el acusado, al salir de su habitación, se encontró con su madre "y se inició entre ambos una discusión" en el salón del domicilio familiar, donde el condenado "le agredió y dio una serie de empujones".

De este modo, y según el veredicto del jurado, cuando la víctima se dirigió hacia su dormitorio, el condenado, que llevaba cinco años practicando boxeo, "la siguió y comenzó a propinarle una serie persistente de golpes con los puños" en el rostro y en el cuerpo, principalmente en la cabeza, hasta que la víctima cayó al suelo, donde el encausado "continuó golpeándole con varias patadas en la cabeza", tratando la víctima de poner sus brazos delante para defenderse.

Estando la víctima tendida en el suelo, "ya inconsciente y sin posibilidad de defensa alguna", el acusado cogió un trozo de cristal de un espejo que salió fracturado durante la discusión y "le produjo una serie de incisiones en el abdomen y el tórax". Sobre las 6,10 horas de ese mismo día y "una vez finalizada la brutal agresión", el encausado se fue al salón y se sentó en el sofá, de forma que "no comunicó lo sucedido a nadie sino transcurridas más de tres horas", cuando se puso en contacto vía whatsapp con una vecina y sobre las 10,26 horas con su hermano, comunicándole a ambos que "había matado" a su madre.

El condenado, H.W.V., había alegado durante la segunda sesión del juicio, celebrada el pasado día 28 de septiembre, que no recordaba la agresión perpetrada y que en aquellos momentos estaba "bastante deprimido", había consumido cocaína y marihuana, sufría "mucha angustia, miedo y pánico" y no sentía que fuera él mismo ni que la otra persona fuese su madre.

El joven, que contaba con 19 años de edad, había narrado que pasó las horas previas a los hechos en su dormitorio de la vivienda familiar, con una amiga con la que estuvo compartiendo cerveza y quizá vodka, así como cigarros de marihuana. Además, había manifestado que "posiblemente" consumiese "alguna raya" de cocaína, y que pasó "algún tiempo enganchado" a dicha sustancia y por aquellos días la consumía.

De este modo, el investigado se encontraba afectado por un trastorno ansioso depresivo que, "sin llegar a eliminar, mermaba sus capacidades volitivas e intelectivas"" según consideró probado el jurado en su veredicto, lo que ha llevado a la Audiencia a aplicar al condenado una atenuante analógica muy cualificada por este motivo.

INTENCIÓN DE CAUSAR MUERTE

Los forenses determinaron que se trataba de una muerte de etiología homicida por traumatismo, en concreto por distintos golpes efectuados sobre el cráneo principalmente y otras partes de su cuerpo. En este sentido, la víctima presentaba 17 heridas "de carácter inciso-contuso en la parte posterior e inferior del cráneo", así como una agrupación de 16 lesiones erosivas en el abdomen y el tórax y heridas defensivas tanto en brazos como en piernas.

El jurado, en su veredicto, consideró probado que los golpes con los puños y las patadas "fueron propinados por el acusado con intención de causar la muerte" de su madre, a la que abordó de forma que ésta "no pudiera reaccionar ni defenderse, pretendiendo asegurar así que acababa con su vida". De este modo, el investigado causó la muerte de su progenitora "aumentando deliberada e inhumanamente" su sufrimiento, causándole "padecimientos innecesarios para acabar con su vida".

La Audiencia, por todo ello, ha impuesto al acusado once años de prisión, que fue la pena solicitada en el juicio tanto por la Fiscalía como por la defensa.

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