La Guardia Civil, en el marco de la denominada Operación 'Impasible', ha desmantelado una organización criminal que introducía y distribuía grandes cantidades de hachís por las costas de Málaga y Cádiz y ha detenido a sus 36 componentes. Además se han incautado 3.150 kilogramos de hachís, una embarcación y once vehículos, seis de ellos sustraídos, así como sistemas de telecomunicaciones de última generación.
Fue el pasado marzo cuando agentes de la Guardia Civil comenzaron la investigación al detectar una embarcación no identificada navegando frente a la costa de Manilva (Málaga). Tras establecer un dispositivo para su intervención los agentes intervinieron en dicha embarcación cinco fardos de hachís con aproximadamente 150 kilogramos y un todoterreno, deteniendo a 21 personas.
Los investigadores de la Guardia Civil con la información obtenida a raíz de este operativo consiguen intervenir, a continuación, en las localidades de Estepona (Málaga) 42 fardos de hachís con 1.260 kilogramos, seis vehículos y arrestar a tres personas.
Casi la totalidad de los 24 detenidos en esas dos primeras intervenciones son vecinos del Campo de Gibraltar. Fuentes cercanas a la investigación han indicado que el grueso de ese grupo residía en La Línea de la Concepción, si bien también había vecinos de San Roque, Jimena de la Frontera y San Martín del Tesorillo.
Además, en el municipio de Barbate (Cádiz) se incautaron de 55 fardos de hachís con 1.650 kilogramos, tres vehículos y numerosos dispositivos electrónicos, así como siete detenidos.
Una vez que los investigadores lograron identificar a todos los miembros de la organización fueron detenidos otros cinco componentes de la banda quedando ésta completamente desarticulada, según ha informado la Guardia Civil en un comunicado.
Esta organización estaba altamente especializada y jerarquizada manteniendo el jefe de este grupo criminal a un lugarteniente en cada provincia donde operaban.
Los componentes de la misma, además, tomaban numerosas medidas de seguridad, restringiendo el uso de comunicaciones privadas, utilizaban vehículos lanzadera para los desplazamientos, así como vehículos como señuelo para interponerse entre los vehículos policiales y otros para el traslado específico del hachís en los que llevaban instalado un dispositivo para proyectar polvo contraincendios a los vehículos policiales, en caso de huida.