Las agresiones a los sanitarios en 2020 han descendido un 33 % respecto al año anterior; varón de entre 35 y 65 años de nacionalidad española es el perfil del agresor, que normalmente es el acompañante del paciente, mientras que la víctima es mujer en el 51 % de los casos y también española.
Los martes y los jueves son los días con más incidencia de agresiones, en una franja horaria comprendida entre las 10 y las 13 horas, y preferentemente se producen en los hospitales.
Son datos del Balance de actividad de la Policía Nacional para prevenir la agresión a profesionales de la salud en el ejercicio de su profesión, correspondiente a 2020, presentado este martes y que recoge 197 denuncias frente a las 294 de un año antes.
El 70 % de ellas son verbales y el 30 % físicas, normalmente de carácter leve, y Málaga y Sevilla fueron las provincias con mayor número de denuncias (26 y 16, respectivamente).
En general, la distribución territorial es uniforme y van desde las 16 agresiones denunciadas en la Comunidad Valenciana, a las 15 de Galicia, 10 de Castilla-La Mancha o 9 de Madrid.
A los motivos habituales de la agresión como la disconformidad con la atención recibida o el diagnóstico y el tiempo permanecido en la sala de espera, el año pasado se han sumado otros relacionados con los protocolos del coronavirus en los centros sanitarios: el uso obligatorio de la mascarilla y la prohibición de acompañar al paciente.
Lo ha dicho en rueda de prensa el Comisario Javier Galván, interlocutor policial nacional, quien ha destacado que los datos confirman la tendencia a la baja que se registra desde 2017, año en que se implantó esa figura.
El 59 % de las agresiones son a médicos, aunque en 2020 han sido un 10 % menos que el año anterior, y han aumentado las dirigidas a los enfermeros.
El comisario ha justificado la disminución de la intensidad de las agresiones a sanitarios tanto por la pandemia, durante la cual se redujeron las consultas presenciales en favor de las telefónicas y también las intervenciones quirúrgicas, así como a la actividad de prevención llevada a cabo por la Policía.
De tal forma que el pasado año se ha formando a 1.800 profesionales en prevención de las agresiones, lo que suma un total de 10.000 desde 2017. Además, entre marzo y junio, los meses más duros de la pandemia, se materializaron 8.000 contactos entre los interlocutores policiales y el sector sanitario, ha señalado Juan Carlos Castro, comisario general de seguridad ciudadana.
Unos contactos que han sido para aconsejar sobre cómo comportarse ante los ciberataques o reaccionar ante los bulos, hasta la protección de material quirúrgico y sanitario, ha precisado el comisario Galván.
El interlocutor nacional ha insistido en que uno de los motivos del descenso de las agresiones ha sido que la Policía Nacional "ha reforzado una respuesta permanente y generalizada".
Prueba de ello, ha apuntado, son las más de 5.000 actuaciones preventivas de los agentes de radiopatrullas requeridas durante consultas domiciliarias y más de 3.000 en centros de atención primaria y especializados y en hospitales.
De cara al futuro se van a establecer nuevos cauces de formación a través de los colegios profesionales, actividades formativas en el ámbito universitario y cursos 'online', ha explicado el comisario Galván, que ha manifestado el deseo de la Policía de no sobrecargar a los profesionales, que "bastante esfuerzo están haciendo".