El realizador de Bombón el perro o Historias mínimas rehusó ayer, en la presentación de la película en Madrid, definirse como “un cineasta de la tercera edad”, sino como admirador de esa época en la que “el hombre es cada vez más débil y su relación con la realidad se hace más definitiva”.
La ventana llega a las salas españolas este fin de semana tras ganar en 2008 el premio Fipresci en la Seminci de Valladolid, y es una nueva píldora de la “poética cotidiana” que rige su cine, explicó el director.
El protagonista de la película, Antonio, es un escritor de 86 años que se enfrenta postrado en la cama al fin de su periplo vital, acompañado de dos criadas, un piano desafinado y la ventana.
“Una de las cosas más humillantes de la vejez es la complacencia con la que te tratan los demás, como si uno fuera un nene”, reflexionó.