El primer año de pandemia ha abierto una brecha en la economía doméstica de muchas familias, ya que una de cada cuatro ha perdido al menos un 25 % de sus ingresos durante 2020, según una encuesta sobre la solvencia financiera de los hogares y su capacidad para afrontar los diferentes gastos. Esta es una de las conclusiones de la encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a 2.073 personas de entre 25 y 79 años que, al mismo tiempo, refleja una mejora de la solvencia familiar entre las familias que han mantenido sus ingresos, probablemente por haber reducido el consumo y la movilidad (el 55 % de los encuestados). No obstante, también constata un significativo deterioro entre aquellas familias que sufrieron una reducción igual o superior al 25% de sus ingresos respecto a 2019 (el 24 % de los encuestados).
Las dificultades económicas no han afectado por igual a todas las regiones y la peor evolución se concentra en dos comunidades autónomas, dependientes del sector turístico.
Canarias cae al último puesto en solvencia y se sitúa casi diez puntos por debajo de la media nacional, y Baleares, que en 2019 era una de las mejor situadas en el listado, se precipita hasta el cuarto puesto por la cola. Entre las mejores destacan La Rioja, seguida de Aragón y Castilla y León. Murcia por su parte gana varias posiciones y también se sitúa por encima de la media nacional. La encuesta también apunta partidas de gastos relevantes que resultan difíciles de afrontar. Les sucede a un 30 % de los encuestados cuando se les pregunta por el pago de los suministros de gas, luz y agua, y a un 26 % cuando se alude a la adquisición de alimentos básicos como la carne y el pescado. Además, acudir al dentista o a la óptica supone un importante esfuerzo económico para el 42 % y el 29 % de las familias, respectivamente.
El índice de solvencia medio (el que cifra la capacidad para afrontar los gastos del hogar, ponderada la relevancia que cada partida tiene sobre el global de la economía familiar y la importancia en su calidad de vida) fue del 52,5 %(3,8 más respecto a 2019), mientras que en Asturias se mantuvo en el 50,4 por ciento que ya marcaba en 2019.