De su pasión por la actualidad, nació su vocación por el pasado. Francisca Hornos Mata (Jaén, 1960) es desde 2008 la directora del Museo de Jaén y con 37 años de servicio en la Junta de Andalucía, esta especialista en Historia Contemporánea, arqueóloga, conservadora de patrimonio e investigadora se ha convertido en una reconocida experta en la gestión cultural.
Inició su formación en el Colegio Universitario de Jaén (1977) y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada (hasta 1982). Con 17 años ya participaba en excavaciones. “Me fascinó. Descubrí la ciencia arqueológica. Ese veneno se me metió en el cuerpo. Comprendí que el pasado más remoto nos ayuda a comprender el presente”, explica una mujer interesada por la “historia viva, la de ahora mismo”. De hecho, le gustaba el Periodismo, pero nunca ha querido irse de Jaén y para cursar esa carrera tenía que hacerlo. “A mi Jaén me hace falta”, dice.
A principios de los noventa aprobó la oposición como conservadora de patrimonio de la Junta, pero desde mediados de los ochenta fue testigo de la creación de gabinetes de Bellas Artes y de Intervención en el Patrimonio Arqueológico, Histórico y Arquitectónico. Participó en la creación del entramado del sector público de la cultura. Trabajó primero en inventarios arqueológicos y luego como arqueóloga. “Aprendí muchísimo y antes de cumplir los treinta, ya conocía muy bien la provincia”, rememora.
Ha sido presidenta de la Comisión Andaluza de Arqueología y asegura que “en Jaén existe un espesor de la indagación de la historia muy alto”, señalando que es una tierra que “tradicionalmente ha sido muy rica” por las “pruebas auténticas” que atesoran los vestigios arqueológicos hallados en los yacimientos de la provincia y las colecciones museísticas. Dice: “En los lugares en los que se conoce y respeta la historia, si estamos atentos, tendríamos más capacidad de conseguir diálogo y entendimiento en la actualidad. Vivir en un lugar tan auténtico como Jaén, donde la historia y la memoria nos ayudan a seguir vivos, es esperanzador. Tenemos que estar a la altura de las civilizaciones que nos precedieron y ser generosos con las que vienen”.
Sobre el patrimonio de la ciudad, apunta que “no hay que cebarse con las pérdidas”. Explica: “Hemos luchado mucho, pero hemos tenido un proceso desarrollista muy fuerte. Hemos perdido patrimonio, pero nunca vamos a perder las ganas de mejorar, ni de seguir conservando. Nos puede salvar el conocimiento de todo lo que tenemos. Lo que hunde a nuestro conjunto histórico es que la gente no lo viva. Jaén tiene en pie muchas bellezas”.
En esta línea, apunta: “Tenemos joyas renacentistas maravillosas. Nos quedan detalles del siglo XIX interesantes. Tenemos una ubicación topográfica excepcional, muchos valores paisajísticos e históricos, además de una riqueza antropológica de tradiciones y costumbres enorme”.
Lamenta la pérdida de teatros. “Consumimos edificios y patrimonio porque somos tan abundantes, que hemos pensado que por mucho que tirásemos, siempre nos iba a quedar”, reflexiona.
Hace trece años que se convirtió en la primera mujer en dirigir el Museo Provincial. “Quienes somos feministas nos alegramos de los éxitos personales y colectivos. Nuestra misión es que esto deje de ser noticia y tengamos igualdad de oportunidades. Ya no será extraordinario que la siguiente sea una compañera. Hay que trabajar para que no sea una excepción”, explica. Vinculada al Instituto Universitario de Arqueología Ibérica, entre sus publicaciones destacan investigaciones sobre la representación de la mujer en las instituciones culturales (las mujeres en los modernos museos arqueológicos y las mujeres y el mundo funerario en las necrópolis ibéricas). Pertenece a la red de investigación PastWomen (Historia Meterial de las Mujeres).
“Saco tiempo para seguir investigando, pero menos del que quisiera”, dice.
Se encontró un museo con “necesidades y ventanas de oportunidades”. Ahora que se cumplen 50 años de la apertura del Museo de Jaén en su sede actual, lo define como una “institución clásica y robusta”, que en los últimos años “ha puesto a los visitantes en el centro de sus objetivos”. Explica: “Es un Museo abierto. Atendemos a todo tipo de población. El Museo puede dar una oportunidad de integración más calmada. Es un lugar para hacer experimentos, conocer, escuchar y dialogar”.
Le apasionan “todas las facetas” del Museo, ahora pendiente de una remodelación (renovación museográfica completa). También, la “adhesión” del equipo humano. “El Museo hay que frecuentarlo. No se debe recorrer de una sola vez. Es un lugar de contactos reales, de autenticidad. Te habla de la provincia. Conocerlo desde dentro te ofrece descubrimientos”, valora.
Entiende su profesión como la de “un mediador entre el conocimiento científico y la gente que se acerca a una curiosidad sobre algo y puede conocer su territorio”.
Para Hornos, el arte no es sólo el producto, sino su proceso de creación. “Tener conexión directa y personal con los talentos creadores es de las experiencias que más me satisfacen. Si algo caracteriza a Jaén es que hay mucho talento creativo. No hay que buscarlo, te llega. El Museo une arte de hace miles de año con el que se produce ahora”, dice.
Atesora vestigios arqueológicos “a los que hay que sacar partido”. “En los últimos treinta años han aumentado exponencialmente las excavaciones y el patrimonio. Tenemos almacenes completos. La historia de Marroquíes Bajos está por contar. Hay más de 400 publicaciones científicas sobre el lugar y más de 5.000 elementos guardados en el Museo para ser expuestos”, confirma, señalando que al yacimiento de la capital “le ha llegado su momento”.
Respecto al Museo Íbero, asegura que “creará una institución a la altura del interés y la especialidad de la cultura íbera en la provincia, muy pensado y apoyado en más de 50 años de investigación arqueológica”. Dice: “Es un auténtico Museo, creado con un programa previo. Tenemos que estar orgullosos de haber conseguido que en Jaén se hiciera una inversión de este tipo. La exposición permanente está más cerca de lo que creemos. Estamos en el camino adecuado y no hay que bajar la guardia. Ahí es cuando me acuerdo de Pilar Palazón”.
Para Hornos, un museo es “una colección, una idea de presentación de esa colección, una investigación constante y una atención a esa colección”.
El Museo de Jaén alcanzó su cifra más alta de visitantes (hasta 55.000) cuando se inauguró el Museo Íbero (2017). Con la pandemia por el Covid-19, en 2020 comprendieron que “las cifras son importantes, pero un Museo no se distingue por el afán de lucro, sino porque que atienda a la comunidad que lo ha creado y lo mantiene, en todas sus necesidades, desde la curiosidad, hasta el deleite”.
La cesión de colecciones al Íbero aliviará espacio en el Provincial para que éste siga contando la historia de Jaén en “un lenguaje del siglo XXI”.