Se define automedicarse como tomar un medicamento o seguir un tratamiento por iniciativa propia. Es verdad que si presentamos un dolor de cabeza, algo de fiebre o hemos sufrido algún pequeño esguince o golpe, no acudimos al médico y tomamos paracetamol, ibuprofeno o algún analgésico que en otra ocasión nos prescribió el médico o tengamos en casa por haber comprado en la farmacia, aunque sea cada vez menos común, por el uso obligado en la mayoría de los medicamentos de la receta. Hasta ahí lo entiendo y es aceptable, pero cuando exponemos a nuestro organismo a otros tratamientos o lo hacemos de forma incorrecta, las consecuencias pueden ser leves, como dolor de cabeza, diarreas, náuseas, urticaria, somnolencia... o graves, como resistencia a antibióticos, intoxicación, enmascarar una enfermedad, adicción a un fármaco o hasta la propia muerte.
Un medicamento tiene una serie de componentes que dependen su uso en cada paciente y no porque se haya prescrito a una persona, sirve para otra, aunque tenga la misma enfermedad. Muchos años hemos estudiado medicina y les puedo asegurar que no es tan fácil determinadas dolencias y no por presentar los mismos síntomas se trata del mismo proceso. Ni que decir tiene si además concurren enfermedades crónicas o existe embarazo, ahí ya es una auténtica temeridad. A este problema se agrega otro, la peor farmacia del mundo que es internet, donde se ofrecen medicamentos y tratamientos milagros, con supuestos médicos que solo buscan un beneficio económico y no les mueve ni vocación ni investigación. Casi seguro que se tratará de una estafa que puede tener riesgos para su salud. Los médicos no prescribimos por internet, no podemos diagnosticar, ni explorar por las redes, ni por aplicaciones.
Hay muchos pacientes crónicos y pluripatológicos, es decir, presentan varias enfermedades y además van a continuar padeciéndolas toda su vida. Como consecuencia toman muchos medicamentos y ahí la industria farmacéutica inventó las asociaciones de medicamentos. Una sola pastilla puede sustituir hasta tres y así se toma lo mismo, pero de una sola vez. Estos comprimidos que asocian dos o más medicamentos se usan mucho para tratar el dolor y una de ellas es la combinación de ibuprofeno con codeína. Igualmente la codeína se usa para tratar la tos, no solo el dolor y podemos estar tomando un jarabe con codeína e ibuprofeno por otra dolencia. El problema sobre todo viene cuando se usan de forma prolongada y a dosis superiores a las recomendadas.
Es fácil entender que quien padece un dolor importante esté deseando que llegue el momento de aliviar ese síntoma con la toma del siguiente comprimido y así adelanta algunas veces su consumo. La codeína es un opioide que se usa para tratar la tos no productiva y el dolor, el ibuprofeno es un antiinflamatorio de uso común. En el prospecto de esos medicamentos que combinan ibuprofeno y codeína, se ha añadido que puede ocasionar daños graves incluso la muerte, cuando se toma de forma prolongada y en dosis superiores. Se han detectado casos de toxicidad renal, gastrointestinal y metabólica algunos de los cuales han sido fatales. Igualmente, el uso continuado de codeína puede causar adicción y abuso, el efecto en los riñones es provocando su mal funcionamiento, evitando que eliminen los ácidos de la sangre por la orina y niveles muy bajos de potasio en sangre que puede ocasionar cansancio y mareos. La EMA (Agencia Europea de Medicamentos) ha mandado esta información a las autoridades sanitarias nacionales y son ellas las que decidirán incluir esta información adicional en el prospecto del medicamento. Si así, como es lo recomendado lo hacen, aparecerá como “acidosis tubular renal” (por el acúmulo de ácidos no eliminados en la sangre) e hipopotasemia (por los niveles bajos de potasio).
Recuerden que tan malo es tomar más dosis de las recomendadas de un medicamento, como tomar poca cantidad, porque en este último caso, no se alcanzan los niveles necesarios para curación, pero si ocurren los efectos adversos o secundarios de los medicamentos.
En definitiva, sean cuidadores de su mayor tesoro, la salud, y hagan caso a su médico o farmacéutico que son, sin duda, los que mejor le pueden aconsejar del tipo de fármaco y su dosis y no se automediquen o hagan médico al vecino.
Como ejemplo pondré el chiste del médico que paró en un pueblo y para salvar a una muchacha que parecía muerta, le hizo el amor por estar en estado catatónico, consiguiendo que reviviera. Tras marchar del pueblo y volver al cabo de unos días para ver cómo seguía la muchacha, todo el pueblo le recibió con entusiasmo porque había fallecido Don Zoilo, el alcalde y casi todo el pueblo le aplicó el mismo tratamiento, pero no habían obtenido el resultado esperado...
