Hacía tiempo que Alcalá la Real no se apasionaba de esta forma delante de un programa de televisión, y toda la culpa es de esa chiquilla de 22 años -Rocío Pérez, Roko para toda la escena musical- que, un buen día, decidía presentarse a un casting de cierto programa de talentos musicales que estaba organizando Antena 3 por toda la geografía nacional. A partir de su elección como una de las finalistas en Málaga se iniciaba un salto cualitativo en su carrera que, a día de hoy, resulta de proporciones aun impredecibles.
Roko volvía a saltar al plató de El Número Uno en la noche del lunes para interpretar, está vez, un tema de Alejandro Sanz, "Tu corazón", bien diferente al "Rolling in the deep" escogido como tarjeta de presentación en la primera gala del programa, el pasado 26 de marzo. Seleccionada por Miguel Bosé para integrar el grupo final que accedió a la fase definitiva del certamen, nadie comprendió muy bien como, pese al impresionante despliegue vocal y la elegante ejecución del éxito de Adele, la joven artista alcalaína no había sido ni blindada ni repescada más tarde por ninguno de los cinco miembros del jurado.
Hacía falta, sin embargo, que un alma sensible a la calidad como Pablo Alborán, artista invitado en el primer programa, tuviera a bien, en el último momento y cuando Roko ya se veía haciendo las maletas, evitar esta injusticia y meterla de nuevo en ese círculo de elegidos que seguiría luchando por otra oportunidad para demostrar que había nacido para ésto, para ser artista, y que además, lo era con mayúsculas.
A partir de este momento, el nombre de Roko, como una especie de tsunami, pasó del anonimato a desbordar las redes sociales, convirtiéndola incluso en "trending topic" en Twitter. Casi de forma inmediata, Roko había pasado de estar virtualmente fuera del concurso a convertirse, con una gran diferencia, en la favorita del público. Su actuación en la primera gala se había convertido en la más vista en la página web oficial de El Número Uno. Había dejado de ser una más.
Con estos precedentes llegaba a esta segunda gala, en la que había de enfrentarse a un plantel de quince competidores que, si algo habían demostrado, es que éste era un certamen en el que no íbamos a ver a gente que estaba aprendiendo a cantar, sino que escondía a verdaderos valores, aun por descubrir para el gran público. Roko volvió a enamorar, esta vez con un registro mucho más romántico pero igualmente elegante, que el jurado, no obstante, coincidiría en afirmar que "no le hace bien", y que quizá ensombrecía y empequeñecía sus descomunales dotes para la música y la interpretación. El jurado fue unánime, sin embargo, en su aprobación, y Miguel Bosé tuvo incluso palabras muy hermosas hacia nuestra artista: "Cuando entraste, iluminaste el escenario. Tienes esa rara cualidad que pocas personas tienen, sale el sol alrededor tuyo".
A pesar de sus años que parecen tan pocos, se notan en Roko esas tablas de actriz de teatro, y esas cientos -¿miles quizá?- de horas sobre muchos y muy variados escenarios, que le hacen crecerse, incluso, ante un plató deslumbrante en el que no la miran los quiniestos espectadores presentes, sino los más de 3 millones que en la noche del lunes siguieron la gala de Antena 3, casi una quinta parte de toda la audiencia en España. Roko está aprovechando este inmenso e impagable escaparate para enseñar la artista inmensa que lleva dentro y que cada semana nos sorprende un poco más, haciéndonos sentir, cada vez, un poco más orgullosos de ella.