Hay un aire encogido, un algo extraño por las calles. Hoy Alcalá está como abatida, descorazonada, muda. Es gris este último sábado de febrero, y no solo por el cielo, que parece, mohíno, barruntar que aquí bajo las cosas no marchan como deben, que algo malo ha pasado y con sutil grisura quiere también enseñarnos su duelo. El Compás de Consolación y la Plaza del Ayuntamiento han reunido a varias decenas de vecinos, que han querido mostrar, de esta forma, su dolor por lo ocurrido.
Paco Zúñiga era, como diría Machado, en “el buen sentido de la palabra, bueno”. Un hombre atento, servicial, de trato afable, cercano, amigo. Un hombre que se tomaba en serio sus cosas y tenía, a menudo, una palabra amable preparada. En su zona azul de aparcamientos de la calle Real, siempre dispuesto a perdonar esos minutos de más; en su iglesia, donde no le pesaban las horas y estaba siempre presto. Más triste que nunca está el Compás, más solo. Con sus velas y sus flores, y su pequeña banda en la que se lee “Hasta siempre y gracias”.
Se nos encoje el corazón, quizá porque no estamos acostumbrados a estas cosas, quizá porque era uno de los nuestros, y querríamos que tristezas así no salieran de la ficción más negra, que no saltaran a nuestra realidad, advirtiéndonos de que la vida es un regalo, muy efímero, del que no debemos renegar.
Las redes, verdadero altavoz de nuestro tiempo, son como un Muro de las Lamentaciones en que cada uno inserta su trocito de papel, su tributo, su plegaria.
“Paco, siempre te gustaba añadir el
Don y el
Doña a todos tus conocidos. Hoy ese
Don es para ti. Vecino querido por todos, por tu bondad y generosidad. Hombre de honor, respetuoso y solidario. Tu partida ha sido muy temprana y violenta. No te merecías esto. Ahora solo nos quedará el recuerdo de tu cara siempre alegre y tu actitud servicial. Siempre estarás en nuestro corazón”, le escribe José Hidalgo “PPH”.
“No hay palabras que mejor puedan expresar la vida y entrega de Paco.Un cristiano ejemplar, un ciudadano insuperable y un servidor inimitable . Que Dios lo premie y lo recoja con su madre Eloisa y su padre Antonio. Bebiste y ejerciste la caridad, que Dios te recoja en su seno, donde disfrutarás de su gran Caridad”, le tributa Paco Martín Rosales.
“Paco era un vecino muy conocido por todos, comprometido con las actividades del municipio y muy cercano con todos. Le echaremos de menos”, nos dice Lázaro Díaz Valdivia.
“No caigamos en el discurso xenófobo y populista... Ni Paco ni todo su trabajo en pos de la caridad y del prójimo lo merecen. Recemos por él, y honremos su memoria”, reflexiona Juanma Marchal.
Desde la parroquia de Santa María la Mayor se ha informado de que la misa funeral tendrá lugar a las cinco de la tarde de este sábado, en la parroquia de Consolación.