El Juzgado de lo Penal número 1 de Almería ha condenado a un año de prisión a A.C.V., de 32 años, por un delito de atentado y tres faltas de lesiones después de que en la pasada Nochevieja saltara medio desnudo la tapia de la Comandancia de la Guardia Civil de Roquetas de Mar (Almería) y arremetiera contra varios agentes antes de darse a la fuga saltando de nuevo los muros del cuartel.
El magistrado Luis Miguel Columna aplica la atenuante de toxicomanía al acusado y rebaja la pena de dos años y tres meses de prisión solicitada inicialmente por la Fiscalía. Además, le obliga a pagar tres multas de 60 euros cada una a favor de los agentes que se vieron atacados por el acusado y 120 euros más a la Comandancia de la Guardia Civil por los daños causados, así como a las costas procesales.
El fallo, sobre el que cabe recurso de apelación y al que ha tenido acceso Europa Press, señala que sobre las 2,00 horas del pasado día 1 de enero el acusado saltó la valla del acuartelamiento y se dirigió hacia uno de los agentes al que propinó un empujón en el pecho con los puños "con el ánimo de menoscabar su integridad" y pese a "tener pleno conocimiento del carácter de agente de la autoridad del mismo".
Tras la agresión, la víctima se recuperó y, junto a un compañero, trató de detener al agresor, si bien éste opuso una "fuerte resistencia", de forma que incluso uno de los implicados fue empujado contra una ventana del edificio, cuyo cristal se rompió con el impacto.
Así, cuando el acusado consiguió zafarse de los agentes, volvió a saltar la valla e inició la huída. No obstante, fue reconocido por otros tres guardias civiles en las proximidades, quienes le dieron el alto para que el hombre depusiera su actitud. Al no cesar en su empeño de huir, se inició una persecución que terminó con el arresto del individuo.
Como resultado del ataque y la resistencia del acusado, un agente sufrió contusiones múltiples mientras que otro quedó lesionado de la rodilla izquierda, sentido en el que se reservaron tomar las acciones civiles correspondientes. La sentencia señala que el acusado es consumidor habitual de cocaína y que en el momento de los hechos tenía su capacidad de discernimiento "levemente alterada".
El juez se apoyó en el testimonio "claro, contundente y sin contradicciones" de los agentes así como en los informes médicos que detallaban los daños sufridos al tiempo que señala que el acusado se encontraba bajo los efectos de los estupefacientes, lo que "queda acreditado por su forma de actuar, en especial por acceder al cuartel medio desnudo y a través de la valla, cuando el mismo se encontraba abierto".