Estoica Jaén, ecuánime en su desgracia, nunca vi, en el conjunto de la provincia, parecida efusión de adhesión al PP, al movimiento moderantista de derechas, 58 estrellas, que lidera
Juanma Moreno Bonilla. Jaén se acostó socialista el sábado, 18 de junio, y se levantó popular el lunes, 20. A ver quién digiere, entre la dirigencia
sociata, de la noche a la mañana, en apenas 48 horas, similar vuelco, tamaña vuelta al calcetín, tan tremebunda catarsis. Válgame el Señor, semejante sindiós. Una extrapolación aproximada del resultado del 19-J en la provincia de Jaén otorgaría mayoría absoluta, ajustada aunque suficiente, en mayo de 2023, al PP en Diputación, la joya de la corona: 14 PP-10 PSOE -2 Vox -1 Jaén Merece Más. La claque
pepera, así las cosas, de Castillo de Locubín a Santiago-Pontones, no cabe en sí de gozo. Pero, como los ciclos políticos son cada vez más cortos, inmersos en la particularidad electoral de una convocatoria de comicios locales, una suerte de geometría variable basada en el relativismo respecto a las marcas y las tendencias en boga en Madrid y Sevilla, sin verdad absoluta que valga en cualesquiera de los escenarios y supuestos, un halo de esperanza se abre paso entre la decepción. No cabe confiar en remontada alguna, sino poner todo el empeño en el sostenimiento de una hegemonía municipalista que todavía nadie ha derruido. Esa es la clave de bóveda de la llamada desesperada del staff de
Hurtado 6 a la reconstrucción del discurso de victoria del ‘
Estilo Jaén’ en su inexpugnable feudo provinciano. La reválida de la Diputación empieza por la recuperación de la ilusión en los pueblos, menos influidos por la moda del momento que las ciudades. Del voto urbano, en cada uno de los principales municipios, arriendo de ganancias a beneficio de inventario, ya se encargan específicamente, desde la solvencia y la autosuficiencia, cada uno de los alcaldes y equipos de gobierno con mando real en plaza y liderazgos consolidados, caso de
Julio Millán o
Toni Olivares,
Yolanda Reche o
Lola Marín,
Valeriano Martín o
Manolo Lozano, y por ello mismo preocupa, sobremanera, a priori, el cara o cruz que representan, demoscópicamente hablando, los nuevos cabezas de cartel, los regidores que sustituyeron a otros durante el actual mandato y que no han pasado la prueba de fuego en primera persona del singular:
Javier Perales (Linares),
Pedro Luis Rodríguez (Andújar),
Emilio Torres (Martos) o
Javier Chica (Torredelcampo), por citar sólo cuatro ejemplos. Qué decir, asimismo, acerca del retorno forzado de
Elena Víboras a la arena política de Alcalá La Real, la continuidad entre interrogantes de
Antonio José Rodríguez en Cazorla o la cuestionable pasta carismática de
Manuel Anguita para afrontar el reto de su reelección en Torredonjimeno. Demasiadas dudas y frentes abiertos para sólo ocho meses y medio de trabajo efectivo antes de la hora de la verdad.
En cambio, en el PP provincial, viernes pasado, pertrechado al socaire de un ‘
JUANMA’ superlativo,
Érik Domínguez se aferraba al mantra
buñuelista del oscuro objeto de deseo, “verdadero objetivo matriz”, de la Diputación. Tantas posibilidades tiene, hoy por hoy, en el punto de partida,
Érik de ser el próximo titular del despacho central del palacio provincial de san Francisco como
Lina García de convertirse consejera de Salud y Familias,
José Agustín González Romo de reconquistar la alcaldía de Jaén o Maribel Lozano, portavoz adjunta del nuevo grupo parlamentario del PP-A en las Cinco Llagas (de portavoz de estreno figura su hasta ayer mayor valedor en San Fernando 39,
Toni Martín), de dejar de ser adjunta (de lo que sea) algún día. Como alumno aplicado, cumplidor de deberes, antes incluso de que lo insinúen sus mayores,
Domínguez ya fijó fecha, en los albores de noviembre, para celebrar la convención de las huestes populares jiennenses que nominarán a sus alcaldables.
Principia la duodécima legislatura andaluza.
Jesús Aguirre, el médico rural que ha ejercido de consejero de Salud y Familias durante los últimos tres años y medio de listeriosis y pandemia de coronavirus, entre chupetones antiabortistas y culillos de mal asiento Pfizer, meteduras de pata intrafamiliar y campechanía
opusina-avellana cordobesa, es el flamante presidente del Parlamento. La sesión de investidura y el ejecutivo monocolor de
Juanma llegarán en el tramo final de la semana, coincidiendo con las nuevas tractoradas del campo de Jaén, seis en una, en protesta por el desorbitado incremento de los costes de producción. El olivar de Jaén, opulento y mendicante (¡qué pobre, el rico!), bien valdría una misa en Sevilla, en San Telmo, en el Consejo de Gobierno, en la consejería del ramo, en la toma de decisiones, de una vez por todas. La unidad de acción del sector no puede traducirse en mero vasallaje ante unos gobernantes, los de la Junta, que se hartan de proclamar su cercanía a las pulsiones del olivar tradicional cuando se antojan en invariable/inmejorable comunicación con los fondos de inversión que manejan el lobby intensivista de la transformación. Comulgar, sí, pero no con ruedas de molino. Ahora que toda la gente de
Juanma se las promete muy felices, en el punto de partida de la 12ª legislatura, merece la pena subrayar que Jaén, igual que la que más, está deseando también formar parte de esa historia, y no sólo, como es costumbre, a sufrirla