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Desde la Bahía

Asignaturas pendientes

Los padres deben reivindicar cada día más, los derechos naturales y deberes legales que tienen sobre sus hijos

Publicado: 23/10/2022 ·
20:31
· Actualizado: 23/10/2022 · 20:31
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Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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Caminamos por la vida buscando el premio o encontrando el castigo. Deshacerse de este último es quizás la tarea más sublime que el ser humano pueda realizar. Siempre existirá el dilema sobre qué es mejor, la memoria que tantas veces obstaculiza el camino hacia el progreso o el olvido que nos incita a empezar, como si no hubiese habido obra previa en el sendero. Nuestra existencia es como esa mina de oro, de la que diariamente vamos extrayendo material hasta que un día se nos dice, “por quien empuña la guadaña” que la mena se ha consumido. El problema del ser humano no es el finalizar, sino el no poder volver al principio.  La consecuencia, la cuantía de hechos que quedan sin realizar, “las asignaturas pendientes”. Aprendemos de los errores, pero los hemos llevado a cabo y nos gustaría enfrentarnos de nuevo a ellos, para poder salir victoriosos. No es posible, pero tenemos un sucedáneo que nos alivia esa nostalgia, evitar con el conocimiento adquirido que otros resbalen sobre el mismo pavimento.

Creerse que todos somos iguales, es el timo de la época que ya ningún cerebro pensante es capaz de afirmar. (la democracia es igualdad de derechos y exclusión de privilegios). No somos libres en el sentido de hacer y deshacer según nuestra voluntad, sino que este derecho a la libertad, que se considera imprescindible y sagrado, nunca será licito, si no se respetan las leyes y los derechos de los demás. Sin el respeto a las leyes se garantiza el “libertinaje” pero no la libertad.

Las leyes están en nuestra vida desde el principio de los tiempos históricos. Hace 4.200 años el rey sumerio Ur-Nammu ya redactó un primer códice e incluso hubo previos, pero el más verosímil y conocido es el Código de Hammurabi, inscrito en piedra, actualmente conservado en el Museo del Louvre de Paris, que lo cito porque en el está inserta una ley demoledora “La ley del Talión”, ojo por ojo y diente por diente, que unas veces estremece y otras convence, si se considera que el delito y su condena deben estar al mismo nivel.

La ley que es un precepto o conjunto de preceptos, tiene una especial singularidad, el ser dictada por el o los que ejercen la autoridad y el poder y con ellas se manda o se prohíbe algo que han acordado los competentes órganos legislativos, como expresión de la voluntad popular representada en los parlamentos.

 Las leyes no son infalibles. El poder legislativo actual radica en Las Cortes Generales y su doble cámara: El Parlamento y el Senado. Ambos constituidos por hombres y mujeres. No impera el criterio personal, sino de grupos, donde están los que gobiernan y la oposición, es decir ideas enfrentadas y empecinadas la mayor parte de las veces. Por eso las leyes se crean y se derogan.

Ocho leyes de educación de la LOECE a la LOMLOE, hemos conocido desde 1980 en nuestro país. Esta diversidad hace pensar en ineficacia legislativa u hostilidades irreconciliables. Ello ha llevado a una situación con la ley actual, donde el esfuerzo, el rendimiento y la responsabilidad, son obstáculos al producto mediocre que se quiere establecer, eliminando los exámenes de recuperación y permitiendo graduarse con suspensos. La repetición de curso queda como algo excepcional y el esfuerzo debe estar basado en la motivación, no en el castigo. Se impone una evaluación continua y global y los equipos docentes valorarán si las asignaturas suspensas permiten seguir con éxito el curso siguiente. Se ha perdido un hecho fundamental, que el alumno tenga asignaturas pendientes para la convocatoria clásica de septiembre, porque en la edad estudiantil y bien asesorada por docentes y sobre todo por sus padres, tenían el suficiente espacio de tiempo como para poder dominar aquellas materias suspendidas, es decir corregir errores durante su misma existencia.

Pero hoy en día se tropieza, no con una tendencia sino con una realidad palpable, un sonido con eco político, que deja en todas las intervenciones del Estado sobre la vida de los jóvenes, a los padres fuera de lugar.  Se incita mas o menos deliberadamente a que no haya comunicación entre padres e hijos y estos últimos llegan a considerar a los padres como un obstáculo a su desarrollo y libertad, mientras se intenta que caigan en las redes de adoctrinamientos idealista o un hacer lo que quieran sin ataduras, preludio de un comportamiento anárquico.

Los padres deben reivindicar cada día más, los derechos naturales y deberes legales que tienen sobre sus hijos, siendo el amor hacia ellos el pilar fundamental, que hace que sus enseñanzas y consejos no cedan, ni por que se cumplan los años que le dan mayoría al vástago. Es la forma de evitar que errores que los padres han vivido o conocido no tenga que repetirse en ellos. Que no le queden pendiente asignaturas de la vida. Que no intenten los gobiernos y sus leyes ciudadanas y educadoras, suplir a los padres. Cuando se pierden hijos como desgraciadamente ocurre ahora en la guerra ucraniana o por cualquier otra circunstancia, el Estado sólo pierde un número en la estadística de la comunidad, pero fundamentalmente la madre - también el padre - pierden para siempre esa alegría y felicidad global que su presencia les producía y la memoria que hará perdurable su recuerdo, sin posibilidad de olvido, convertirá el hecho en una asignatura pendiente, sin posibilidad de una segunda convocatoria que sería enormemente más necesaria que la farsa educativa de esta nueva Lomloe.        

 

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