Tesoro de tesoros, casi la mitad del territorio que ocupa el término municipal de Jaén capital se corresponde al entorno montañoso de las Sierras Béticas, alrededor de 4.363 Has. de bosques, con zonas protegidas como los parques periurbanos del Neveral y de la Sierra de Jaén.
A este segundo se accede por la carretera del Puente de la Sierra, y dista del centro urbano apenas unos 17 kilómetros. Y nos queda tan cerca que nosotros le ponemos la distancia y los impedimentos. Porque aquella zona majestuosa que deberíamos considerar como un modo de vida sana y un medio de recurso turístico natural, permanece abandonada a su suerte sin que nadie ponga remedio. Que no me cabe duda de que si estos tesoros que tenemos en nuestra capital lo tuvieran los sevillanos le sacarían todo el jugo posible.
No me cansaré de escribir -hasta que se consiga- que es la hora de que la clase política recupere el paraje de Los Cañones rehabilitando las pasarelas, los merenderos, los chilancos, la piscifactoría… Aquél vergel, que fue respiro veraniego de las familias humildes que se daban sus chapuzones en el río Frío-Eliche a falta de piscinas de urbanización, permanece en obligada decadencia. Los jienenses aguardamos su puesta en valor para que nuestros hijos puedan vivir aquéllas experiencias maravillosas con la naturaleza en un espacio singular de excepcional belleza y recuerdos imborrables.
Pero es que, si continuamos hacia Otíñar, seguimos con esos paisajes fascinantes, de verde pinar y paredes rocosas doradas. Turísticamente hablando la ruta es de ensueño: dólmenes de la Edad del Cobre, una treintena de 'petroglifos' en la cueva de El Toril, más de veinte abrigos con pinturas rupestres, zonas de escalada, de ocio (Cañada de las Hazadillas), un Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (águilas, ciervos, cigueñas, etc.) y un pantano ahora pletórico que bien podría valernos para una explicación técnica del uso de estos lagos reguladores del caudal. Hay de todo, hasta la experiencia del eco, la aldea legendaria de Otíñar (expoliada) y su castillo que se nos cae a trozos y que se comunicaba con el de Jaén a través de la Torre Bermeja (situada en las Peñas de Castro). También el ‘vítor' o monumento a Carlos III, erigido en 1784, la cueva neolítica de Los Corzos, o la villa romana del Laurel -lastimosamente sólo explorada en superficie-.
Cantidad de motivos para que los políticos se tomen en serio todo este entorno… ¿y en qué quedó la promesa electoral para el parque cinegético de 60 Has. en la Cañada de las Hazadillas, así como el gran parque con juegos para niños? Los Cañones y entorno del Quiebrajano bien valen una apuesta en pro de los jienenses y el turismo.
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