Este viernes 25 de noviembre se celebra el Black Friday, un día donde el consumismo se convierte en el gran protagonista. ¿Sabes de dónde viene la celebración del Black Friday o ‘Viernes Negro’?
El Black Friday se festeja el viernes después del día de Acción de Gracias que se celebra en Estados Unidos. Después de un día donde las familias han gastado mucho dinero en comida y preparaciones, muchos comercios deciden poner rebajas en sus locales para deshacerse de los productos que han sobrado.
Antes del Black Friday, tuvo lugar San Solterin, mientras llega el turno del Cyber Monday, y es, sobre todo, en estos días, donde reside el peligro de pasar del ahorro al desperdicio.
En estas fechas, las primeras ofertas de Navidad se agolpan en nuestra bandeja de entrada, con el objetivo de vender más y, para los consumidores, de ahorrarse un dinero gracias a los descuentos. Sin embargo, la satisfacción de comprar algo muy rebajado a veces nubla la razón. ¿Cómo detener ese impulso y evitar desperdiciar el dinero?
El paso más importante y el más determinante es hacer una lista de tus prioridades, y otra en la que incluyas algunos caprichos que en circunstancias normales no comprarías. Uno de los trucos de las empresas es que el consumidor no piense mucho las cosas. Si este actúa por impulsos, acabará comprando de más. ¡Revisa bien lo que necesitas realmente!
En segundo lugar, define un presupuesto y no te lo saltes. Además, unas semanas antes, empieza a comparar precios, y evita caer en descuentos que en realidad no existen, ya que el precio puede estar inflado. No todas las empresas actúan de forma correcta, ya se sabe que muchas suben el precio unos días antes para bajarlo después.
En tercer lugar, aplica una buena higiene a tu bandeja de entrada y date de baja de las newsletters que no respondan a tus necesidades. Date de baja de códigos, descuentos y cuentas atrás para evitar caer en la tentación.
Por último, deja las emociones a un lado, para muchas personas, las compras compulsivas pueden convertirse en una adicción. En algunas ocasiones, se empieza por querer tapar ciertas emociones, como la tristeza. Y es que estas compras generan dopamina (la hormona del placer), y hay gente que pierde el control.
Además, se aconseja comprar más productos de segunda mano o en negocios que se tomen muy en serio aspectos como el medioambiente.
Y es que es evidente que, ante un cambio climático ya irreversible, el planeta no está como para ser sacudido por otra ola de consumo exagerado. Es algo que, favorablemente, empiezan a entender algunas marcas, pero son los consumidores quienes tienen la última palabra.