La Delegada Provincial de Medio Ambiente, Silvia López, visitó ayer las nuevas instalaciones de la Martona para supervisar los trabajos de lo que será el centro neurálgico de bombeo de la ciudad. López avanzó, que si todo va conforme a lo previsto, la nueva estación estará en funcionamiento para el próximo mes de noviembre, ya que las obras se encuentran en un 98,6 por ciento de ejecución.
La central de bombeo que está construyendo la Agencia Andaluza del Agua en la Avenida Juan Carlos I es fruto de un convenio de colaboración que se firmó con el Ayuntamiento en el año 1994. No obstante las obras comenzaron en 2006.
La delegada de Medio Ambiente indicó que la Martona es un proyecto “emblemático” para la Junta de Andalucía, porque se trata de una “reivindicación de la propia ciudadanía” que está necesitada de una estación de bombeo potente “para evitar inundaciones en épocas de lluvias”. En este sentido, cabe recordar que la Laguna, barrio donde se ubica esta estación de bombeo, es una de las zonas de la ciudad donde más inundaciones se producen durante el invierno. Según la delegada con esta infraestructura “se va a aliviar o incluso erradicar estos problemas, salvo en casos de catástrofe natural”.
Esta obra tiene un coste de 12 millones de euros y ha permitido la creación de 90 puestos de trabajo. La Martona está dotada de dos pozos de bombeo, uno de aguas fecales y otro de pluviales. Además, se ha colocado un nuevo grupo electrógeno y una nueva fase industrial para cubrir el complejo.
Los dos pozos proyectados permitirán separar aguas fecales de las pluviales, de modo que las primeras se bombearán hasta la Estación Depuradora de Aguas Residuales Cádiz-San Fernando, y las segundas, al ser aguas limpias, irán al mar.
El nuevo pozo de fecales tiene una profundidad de 30 metros, una capacidad muy superior al que está en funcionamiento actualmente y contará con cinco bombas que permitirán bombear cien litros por segundo cada una. La delegada explicó que ha sido necesario recurrir al servicio de buzos para conectar una y otra parte de la ciudad, a 30 metros de profundidad.
Según explicó Silvia López, se trata de una obra de “gran envergadura y complejidad”, tanto por la profundidad del pozo de fecales como por los numerosos servicios afectados que se han tenido que desviar: “Con esto garantizamos el 100 por 100 de la depuración de las aguas de Cádiz”.
La obra además interconectará con otras actuaciones de pluviales que se están llevando a cabo en Puntales y Cortadura. De esta manera, se cerraría el anillo para la depuración.
Actualmente, ha finalizado la obra hidráulica, es decir, las estaciones de aguas pluviales y residuales y la instalación de tuberías para ambas. Una vez que finalice la interconexión con la red gaditana, que es necesario iniciar en período estival, y la acometida eléctrica, se derribará la estación de bombeo actual, que ha seguido prestando servicio durante este tiempo, se urbanizará el solar y se harán los vestuarios en la nave de servicio.
Durante estos seis meses se pondrá en marcha la bomba con las tuberías sin interrupción. La idea es hacer el tránsito de la antigua estación de bombeo a la actual sin causar ninguna molestia, lo que requiere una alta precisión y coordinación. Dicha conexión comenzará a producirse en verano para evitar coincidir con el tiempo de lluvias. Se hará por tramos y concluirá en el mes de noviembre.
La nave, de estructura metálica, tendrá un patio con acceso para los camiones, y dependencias para vestuarios, servicios, sala de documentación y control, archivos y talleres, entre otros departamentos. Además se abrirá una nueva calle, con forma de u, que bordeará la instalación.
La estación tendrán una vida de medio siglo y cuenta con la última tecnología
Una vez que termine la obra, se abrirá el carril de la avenida Juan Carlos I que está cortado. Además, se retomará el trazado del carril bici, que quedó interrumpido por los trabajos. El Ayuntamiento pretendía que la avenida nueva quedara liberada lo antes posible. Sin embargo, desde la dirección de la obra ya se advierte que hay algunas arquetas que caen justo debajo de ese carril ocupado que hay que estar abriendo y cerrando.
Hay que tener en cuenta también que las instalaciones tendrán una vida útil de medio siglo, contarán con la última tecnología y estarán preparadas para hacer frente a cualquier contingencia. En este sentido, se han provisto que haya bombas de recambio y los medios necesarios para poder hacer las reparaciones que se requieran.
Además se abrirá una nueva calle, con forma de “u”, que bordeará la instalación y conectará por los dos extremos con la avenida Juan Carlos I y que servirá para dar servicio a la estación y a los vehículos de emergencias por si tuvieran que acercarse a los edificios colindantes. Se trata de uno de los proyectos civiles más complicados de todos los que ejecutan la Delegación de la Junta en la provincia.
La Consejería no se opone al proyecto de San Sebastián
La delegada provincial de Medio Ambiente, Silvia López, realizó ayer una valoración acerca del informe de impacto medioambiental requerido por el Gobierno de la nación a través de la Demarcación de Costas para conocer cómo puede repercutir en el ecosistema marítimo el proyecto que Consorcio del Bicentenario planea para el muelle Socorro del Castillo de San Sebastián de cara al Bicentenario.
Según López, en dicho informe se expresa que se ha proyectado una obra donde se ha priorizado la maniobrabilidad de los barcos para cuando haya viento y oleaje, al cuidado de la comunidad marina.
La delegada puntualizó que la Consejería de Medio Ambiente ha manifestado que en el caso de que se quiera seguir con el proyecto se tendrá que tener en cuenta esta premisa. López recalcó además que no son especies que estén en peligro de extinción, “pero sí hay algunas protegidas y no sólo por nuestro catálogo, sino por un catálogo europeo”.
Además, la Consejería pone algunos condicionamientos con respecto al material que debe utilizarse. En el proyecto se propone una construcción de hormigón lisa, que Medio Ambiente estima que debe ser sustituida por otra más porosa, parecida a la de la piedra ostionera, a fin de fomentar los estancos de los peces y la conservación de las especies.