Alexander Boris de Pfeffel Johnson nació el 19 de junio de 1964 en el Upper East Side de Manhattan en Nueva York. Era hijo de padres británicos. En septiembre de 1964 la familia regresó al Reino Unido pero en 1966 volvieron a instalarse en Washington DC. En 1969 los encontramos de nuevo en Inglaterra dedicados a diversas actividades intelectuales mientras Boris se inicia en la caza del zorro, como no podía ser de otra manera.
De niño Boris era tranquilo, estudioso y sordo. Tuvieron que implantarle tubos de timpanostomía en sus oídos. Quería ser “rey mundial”. Qué cosas. Fue educado en distintos centros académicos yendo de aquí para allá. Nacieron hijos suyos. Se instalaron en Bruselas donde asistió a la Escuela Europea. Pasó por distintas instituciones académicas. Destacó en rugby, en griego antiguo y latín. El período Eton-Oxford ocupa desde 1977 a 1987. Iba desarrollando una típica excentricidad inglesa.
En 1989, se convirtió en corresponsal en Bruselas, y luego columnista político, de The Daily Telegraph, y de 1999 a 2005 fue editor de The Spectator.
En el Balliol College de Oxford realizó estudios clásicos de literatura y filosofía antiguas. Ahí se fraguó la élite del Partido Conservador de la segunda década del siglo XXI. Pero en aquella etapa también se dedicó a practicar el gamberrismo.
Trabajó como aprendiz de posgrado en The Times. Pero escribió un artículo en el que se inventó una cita y fue despedido. Luego pasó al Daily Telegraph. Escribía artículos muy particulares dirigidos a las clases medias conservadoras. En esos artículos desplegaba una fantasía descomunal para desacreditar a la Comisión Europea. Chris Patten dijo de Johnson que era “uno de los mayores exponentes del periodismo falso”.
Pero Boris tenía carisma y no le faltaba gracia, independientemente de la ideología y los posicionamientos políticos. Sabía manejar las formas y se convirtió en un embajador del euroescepticismo. El caso es que sus artículos hacían mella en un sector determinado de la opinión pública. De su etapa de Islington es un libro de versos titulado Perils of the Pushy Parents - A Cautionary Tale. No es habitual que un futuro primer ministro escriba poesía.
Su carrera periodística fue larga. Quiso ser corresponsal de guerra, pero no se lo permitieron. Johnson persistía en su condición fuertemente atípica y rompedora de esquemas. No tenía pelos en la lengua y no admitía la corrección política. En sus artículos se deslizaban ciertas expresiones consideradas racistas u homófobas.
En torno a 1993 empezó a manifestar apetencias en cuanto a la vida pública. Se interesaba por ser parlamentario europeo, pero no tuvo éxito. Se vio envuelto en un asunto oscuro de violencia vinculada a los delitos de un amigo.
Luego vino la etapa de The Spectator no exenta de problemas. Sin embargo, logró ser diputado por Henley siempre rodeado de polémicas. A nadie dejaba indiferente. En 2004, HarperCollins publicó su primera novela: Seventy-Two Virgins: A Comedy of Errors. Empezó a usar asiduamente la bicicleta. Sus aventuras con mujeres continuaban. También continuaban sus líos en la prensa.
Su período como alcalde de Londres va desde 2008 a 2016, año en que se retiró aún con un alto índice de popularidad. Fue vicepresidente del Partido Conservador y ministro de Artes en la sombra, puestos de los que sería despedido. Más tarde, con David Cameron, Johnson sería nombrado ministro de Educación Superior en la sombra. Siempre actuaba de forma controvertida con un humor muy británico.
En el Brexit se condujo como un halcón. Fue Secretario de Relaciones Exteriores. Un regalo envenenado. Era el bromista de todas las reuniones.
Su trayectoria política era esencialmente errática y no dejaba de sorprender a propios y extraños.
A pesar de su discutible recorrido, y tras la renuncia de Theresa May, para los conservadores Johnson era el sustituto favorito. El 23 de julio de 2019 fue elegido líder con un 66% de los votos. Su etapa como primer ministro se extendió desde 2019 hasta 2022 y las incidencias y conflictos que jalonaron este tiempo convulso son suficientemente conocidos.
Interesa aquí destacar las aficiones culturales de Boris Johnson, una característica que no resulta demasiado común entre los hombres y mujeres públicos contemporáneos.
Johnson siente pasión por la escritura.
Concretamente, en 2006 se publicó su obra El sueño de Roma (The Dream of Rome). Este libro demuestra los sólidos conocimientos de Johnson sobre el mundo grecolatino. Otra cuestión son las interpretaciones de los hechos históricos.
El libro es un arma arrojadiza contra la Unión Europea puesto que establece una comparación entre la habilidad de Roma para otorgar siglos de estabilidad a una buena parte de Europa y el fracaso de la UE respecto al mismo objetivo.
Desde el punto de vista estilístico, El sueño de Roma engancha al lector mediante un lenguaje envolvente y una información interesante. El estilo es brillante, despreocupado, populista y rápido.
En Roma, según Johnson, la fiscalidad no era opresiva y se hallaba libre de regulaciones, mientras que la UE está sujeta a la burocracia y a fuertes impuestos. La perspectiva neoliberal del autor es clara. Además, Roma configuró una identidad fuerte como imperio; pero la UE carece totalmente de una identidad común, optando en su lugar por potentes identidades nacionales individuales. Los emperadores romanos, especialmente Augusto, crearon seguidores similares a un culto y unieron a una población en contraste con los testaferros europeos mundanos de hoy carentes de carisma, como son los tecnócratas anónimos de hoy.
“¿Por qué la moneda única prendió entonces y no ahora? ¿Cómo se recuperó el imperio de un desastre militar como la masacre en el Bosque de Teutoburgo y prevaleció durante otros 400 años?” (The Guardian, 05/02/2006).
El señor Johnson se permite la extravagancia propia de un personaje tan imprevisible como él. En esta obra, Boris aboga por la incorporación de Turquía a la Unión Europea. Eran otros tiempos. Es evidente que después del Brexit el mencionado asunto le coge ya lejos al Reino Unido.
Lo llamativo aquí es la erudición demostrada por Johnson. La serie de televisión Dream of Rome lo vio viajar por todo el Imperio Romano para descubrir los secretos del gobierno del imperio y las razones de por qué los romanos mantuvieron tal poder y prestigio durante tanto tiempo.
Lo sublime y lo extraño están ricamente representados en esta visión de la antigua Roma... Un espléndido paseo por el mundo romano. ¡Oh, Boris, reaccionario incorregible, eres un encanto!