En ocasiones los testigos de un suceso paranormal quedan impactados por la experiencia, el miedo. Uno de esos testigos quiso relatarme su vivencia en una noche que calificó como de "auténtico terror".
Juan Ignacio me decía en una cafetería en la que nos habíamos citado: "La noche en que vi la silueta fantasma fue una de las más aterradoras de mi vida. Todo empezó cuando mi amigo Marcos me invitó a pasar la noche en su casa de campo. Él había heredado la propiedad de su abuelo hace unos meses y estaba ansioso por mostrarla tras unas mejoras que le había hecho. Acepté la invitación sin pensarlo dos veces, después de todo, era una oportunidad para escapar del ajetreo de la ciudad y disfrutar de un poco de aire fresco. La casa de campo era una construcción antigua de ladrillos rojos con techo a dos aguas, rodeada de árboles, todo muy acogedor. Al entrar, noté que tenía un aire lúgubre pero bueno, también era lo añejo del sitio y que estaba redecorando, había muchos objetos antiguos".
El testigo proseguía su relato: "Marcos me mostró la casa y me enseñó los diferentes cuartos. Todo parecía normal hasta que llegamos al último piso. Allí, una puerta cerrada llamó mi atención. Pregunté qué había en ella y Marcos respondió que era solo un almacén. Pero, la forma en que evadió mi pregunta me hizo sospechar que había algo más detrás de esa puerta. Después de cenar, nos sentamos en la sala de estar y comenzamos a charlar. A medida que la noche avanzaba, el frío se hacía más intenso, imaginate en plena Sierra de Huelva.... Marcos sugirió que subiéramos al último piso y encendiéramos la chimenea para calentar la habitación. Cuando llegamos al último piso entramos en la habitación esa del mal rollo y vi algo extraño en la esquina de la habitación. Una silueta oscura, como un hombre alto y delgado, que se desvanecía en la oscuridad. Al principio, pensé que era mi imaginación, pero luego la vi de nuevo, esta vez más claramente".
Entonces mi testigo no pudo reprimir preguntar a su amigo:
-¿Viste eso? -pregunté a Marcos, señalando la esquina.
-¿Qué? -respondió él, confundido.
-Esa silueta allí -insistí, ahora más asustado.
Marcos se acercó a la esquina y encendió una linterna. No había nada allí "pero yo estaba seguro de lo que había visto. Sin embargo, traté de mantener la calma y pensar que era solo mi imaginación.Después de encender la chimenea, nos sentamos en el sofá y comenzamos a charlar de nuevo. Pero ya no podía concentrarme en la conversación, estaba demasiado preocupado por la silueta fantasma. Entonces, decidí investigar por mi cuenta.Me levanté del sofá y fue a esa habitación, caminé hacia la esquina donde había visto la silueta. Miré a mi alrededor y no vi nada. Pero, de repente, sentí como si alguien me estuviera observando. Giré en redondo y vi la silueta de nuevo, esta vez más cerca. Me quedé paralizado del miedo, sin saber qué hacer. Marcos se dio cuenta de que algo andaba mal y vino hacia mí. Cuando llegó a mi lado, también vio la silueta. Ambos nos quedamos sin habla, mirando fijamente la figura oscura. De repente, la silueta comenzó a moverse, avanzando lentamente hacia nosotros. Nos dimos cuenta de que no era solo una ilusión, era real. Nos quedamos petrificados, sin saber cómo reaccionar. La silueta se acercó cada vez más, hasta que pudimos verla claramente. Era un hombre alto y delgado... La silueta ya como un hombre, se detuvo frente a nosotros y nos miró fijamente con unos ojos fríos y sin vida. No dijo nada, pero podíamos sentir su presencia en la habitación. Era como si el aire se hubiera vuelto más denso y frío a su alrededor".
"¿Qué hicísteis entonces?" pregunté yo y Juan Ignacio me respondió, con la mirada casi perdida: "nos quedamos allí, en silencio, durante lo que parecieron horas. Finalmente, la silueta desapareció lentamente, como si se hubiera desvanecido en el aire. Nos quedamos en la habitación, sin poder mover un músculo, tratando de procesar lo que acabábamos de presenciar. Después de unos minutos, finalmente encontramos la fuerza para movernos. Bajamos corriendo las escaleras y salimos de la casa. Nos quedamos afuera, respirando el aire fresco de la noche, tratando de recuperarnos del shock. Nunca habíamos experimentado algo así antes. No sabíamos cómo explicarlo ni qué hacer. Finalmente, decidimos hablarlo con alguien que supiera. Buscamos en internet y encontramos a un especialista nos dijo que la silueta que vimos era probablemente el fantasma de alguien que había muerto en la casa. Nos dijo que los espíritus a veces se quedan atrás después de la muerte, especialmente si murieron de forma violenta o trágica. Nos recomendó realizar un ritual de limpieza en la casa para liberarla de cualquier presencia sobrenatural. Nos explicó los pasos que debíamos seguir y nos dijo que si lo hacíamos correctamente, la casa estaría libre de espíritus en el futuro".
"Siguiendo sus consejos, realizamos el ritual de limpieza. Encendimos velas, quemamos hierbas y recitamos algunas palabras que nos dijo y después de unas horas, finalmente terminamos y nos sentimos aliviados de que todo había terminado, no se si es sugestión o qué pero funcionó. Desde entonces, nunca volvimos a ver la silueta fantasma en la casa de campo. Pero, la experiencia nos dejó una huella profunda. Aprendimos que lo sobrenatural es real y que debemos respetar su existencia. También aprendimos que es importante tratar de comprender lo que está sucediendo y buscar ayuda de expertos si es necesario. La experiencia nos hizo más conscientes de nuestro entorno y más abiertos a lo que hay más allá de lo que podemos ve"r.
Una tremenda experiencia que, sin dudas les dejó profundamente impactados.
