José Castro valora que en más de la mitad de los casos los ejemplares atendidos llegaron gracias a la colaboración ciudadana
El Centro de Recuperación de Especies Amenazadas de Jaén “Quiebrajano” (CREA), dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, atendió en el primer semestre de este año a 223 ejemplares de distintas especies que recibieron cuidado en el centro. El delegado provincial de Medio Ambiente, José Castro, ha destacado que en el 57% de los casos, en concreto en 126 ingresos, los animales que llegaron hasta las instalaciones del CREA lo hicieron gracias a la labor de la ciudadanía, que conoce el funcionamiento de este centro y recurre a él directamente o a través de fuerzas y cuerpos de seguridad cuando localiza un animal que ha sufrido algún problema. En el resto de los casos son fundamentalmente los agentes de Medio Ambiente, la Guardia Civil o los Ayuntamientos y su policía local los que establecen contacto con el CREA para entregar algún ejemplar en peligro. Del total de ingresos, 148 corresponden a animales con vida y el resto llegaron al centro muertos o en condiciones que hacían imposible su salvación.
José Castro ha destacado que el importante trabajo de los técnicos ha tenido un repunte en los meses de mayo y junio, coincidentes con los picos en el periodo reproductivo animal, especialmente en el caso de las aves, principales beneficiarios de la atención dispensada en el CREA, lo que lo ha convertido en los últimos años en un centro de referencia dentro de la red andaluza para este tipo de atenciones. No en vano, el 32% de los ejemplares que han llegado al centro son, en su mayor parte, aves atendidas por caídas del nido, el abandono de los padres o la pérdida del hábitat en el cual crían. En un 24,65% de los casos que han llegado hasta el “Quiebrajano” son animales que han sufrido colisiones con alambradas o atropellos. Otras causas comunes son el agotamiento, la desnutrición o la depredación por otros animales.
Entre los distintos ejemplares atendidos figuran lagartos ocelados, (Lacerta lepida); erizos (Erinaceus europeus); nutrias (Lutra lutra); galápagos leprosos (Mauremys leprosa); gavilanes (Accipiter nisus), pardillos (Acanthis cannabina); azores (Accipiter gentilis); halcón peregrino (Falco peregrinus) e, incluso, un ejemplar de águila imperial (Aquila adalberti). José Castro recuerda la variedad que supone el tratamiento de especies de tan diversa índole, algunas de ellas con un elevado grado de amenazada o en peligro de extinción. “La Red de Centros de Recuperación de Especies Amenazadas han demostrado no sólo una elevada eficacia y un trabajo incansable de atención a un importante volumen de especies sino que, además, son un perfecto ejemplo de la coordinación de muchos actores, empezando por el ciudadano anónimo, que termina en sus manos, las manos de la Administración, para intentar conservar y devolver al medio natural una parte de nuestro mejor patrimonio, el natural”, ha destacado.