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Jueves 14/11/2024
 
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Andalucía

Soledad-Inteligencia Artificial: el binomio amoroso en la era digital

¿Será posible que, en un futuro no muy lejano, la IA pueda ayudarnos a encontrar ese compañero o compañera perfecta?

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  • En soledad. -
  • ¿Quién habría imaginado que la IA incursionaría en el terreno de las relaciones afectivas?

La inteligencia artificial es una tecnología polifacética que está dejando su huella en diversos ámbitos, y sorprendentemente, también en el terreno del amor. Es innegable que la IA ha llegado para cambiar y definir el futuro en múltiples aspectos de nuestra vida, desde aplicaciones en la salud hasta el ámbito económico y social. Pero, ¿quién habría imaginado que la IA incursionaría en el terreno de las relaciones afectivas?

Ya no estamos hablando solo de esas llamadas telefónicas engañosas que intentan estafarnos a través de suplantaciones digitales. Ahora, estamos hablando de un presente en el que esta fascinante tecnología está explorando el campo del romance, desafiando las convenciones tradicionales del cortejo y la forma en que nos relacionamos con los demás.

La IA se está adentrando en un territorio emocional y afectivo, redefiniendo cómo concebimos las conexiones humanas. A medida que avanzamos hacia un mundo cada vez más digitalizado, la IA busca emular y comprender la complejidad de las relaciones humanas. ¿Será posible que, en un futuro no muy lejano, la IA pueda ayudarnos a encontrar ese compañero o compañera perfecta?

En algunas películas, series de televisión y novelas de ciencia ficción, la IA ha sido representada como un compañero romántico o incluso una "novia" artificial. Por ejemplo, en la película "Her" de Spike Jonze, el protagonista desarrolla una relación sentimental con un sistema operativo con inteligencia artificial llamado Samantha.

Algunas empresas han desarrollado chatbots y asistentes virtuales que pueden simular conversaciones y ofrecer apoyo emocional a las personas. Estos chatbots a veces se utilizan para brindar compañía o para ayudar a las personas a superar la soledad. Es el caso del Kupid AI, una site que ofrece avatares con diferentes personalidades y características físicas en función de los gustos de su interlocutor. Pero eso es sólo el punto de partida, ya que este generador de chatbots es capaz de hacer que esa ‘conciencia’ digital consiga aprender de nosotros y nuestros gustos intentando encontrar un vínculo perfecto a nuestra forma de ser.

¿Y cuál es el truco de estas empresas? Simplemente cobrar una suscripción cuando la ‘relación’ se asiente, pasando a enviar no sólo mensajes de texto, también a vídeos, correos e incluso fotos de contenido más ‘picante’. Un modelo de negocio como otro cualquiera que pone de manifiesto que la IA es una gran herramienta en su justa medida, pero un arma de doble filo si no se sabe diferenciar entre lo virtual y real.

Es lo que quiere explicar la profesora de ciencia de datos en la Universidad de Washington en St. Louis, Liberty Vittert. En su artículo de opinión del medio thehill.com, la Vittert comenta que “Las novias IA están arruinando a toda una generación de hombres”.

“Una novia IA puede parecer atractiva. Podrás conectarte con una chica súper atractiva que te escucha y te aprecia las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Más allá de elegir los atributos físicos, hasta el tamaño de su trasero, puedes elegir su personalidad. ¿Prefieres “caliente, divertido y atrevido”? Eso es lo que ella será. O si lo que más le gusta es “linda, tímida y modesta”, ella lo tiene cubierto. Sí, estos son atributos reales que puedes hacer que tu novia AI encarne. Y para ser claros, estas no son interacciones estándar de chatbot. Por definición, la IA aprende de tus reacciones y es capaz de darte exactamente lo que quieres oír o ver, en todo momento. Y han llegado en el momento justo para mitigar la  silenciosa epidemia  de soledad que está afectando a esta generación de jóvenes”, sentencia la profesora de ciencia de datos.

Sin embargo, es importante recordar que la inteligencia artificial no tiene emociones ni conciencia propia, por lo que cualquier relación que se desarrolle con una IA es puramente una ilusión o una simulación. La IA se basa en algoritmos y datos para ofrecer respuestas y comportamientos programados.

 

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