En un intento por encontrar tranquilidad y estar más cerca de sus seres queridos durante un periodo tumultuoso, Luis Rubiales, el
expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), ha decidido establecerse en un nuevo hogar en Granada. Esta decisión parece ser una pausa reflexiva y una oportunidad para
rehacer su vida, mientras enfrenta las complicaciones judiciales que han ensombrecido su reputación.
Rubiales ha adquirido un piso ubicado en un área prestigiosa, “
cerca de la calle Gran Vía de Colón”, según informa el periódico El Debate, una ubicación que habla de una búsqueda de calma y distanciamiento de las controversias que lo rodean en el epicentro de Madrid. La nueva residencia, situada en las inmediaciones del casco histórico de Granada, parece ser el refugio perfecto para que Rubiales pase más tiempo con sus allegados, alejándose temporalmente de la vorágine mediática y judicial.
El traslado, que se realizó discretamente, se ha efectuado en medio de una
investigación de la Audiencia Nacional, donde Rubiales enfrenta acusaciones serias relacionadas con un incidente de conducta inapropiada. A pesar de las nubes judiciales, el exdirectivo deportivo ha mantenido una postura de inocencia, defendiendo la naturalidad y el consentimiento mutuo en el incidente que ha causado su actual disputa legal.
El precio medio de los inmuebles en la lujosa zona donde Rubiales ha elegido establecerse, ronda el medio millón de euros, destacando así la exclusividad de su nuevo entorno. Este cambio también lo ha llevado a deshacerse de su anterior ático en el centro de Madrid, marcando un paso firme hacia una nueva fase, quizás menos pública pero cargada de introspección y reevaluación personal.
La
investigación actual gira en torno a alegaciones de un beso no consentido a la futbolista Jenni Hermoso. Rubiales, a lo largo de los procedimientos, ha sostenido firmemente que el beso fue una muestra de afecto consentida y natural. Ha enfatizado repetidamente el contexto de celebración en el que se dio el acto, tratando de reducir la severidad de las acusaciones y presentando el incidente como un momento espontáneo y no premeditado.
En este periodo de turbulencia, la nueva residencia de Rubiales en Granada parece ser un santuario personal donde busca
reencontrar el equilibrio y la paz. Es una oportunidad para que se centre en su defensa legal, manteniendo una proximidad consciente con su familia, mientras navega por las aguas complicadas de las acusaciones y el escrutinio público. Este movimiento puede interpretarse como un esfuerzo por salvaguardar su bienestar emocional y mental, asegurando un espacio privado y tranquilo alejado del caos externo.