El barrio de La Viña se planta ante las administraciones
Los vecinos se plantean movilizaciones en caso de que no se llegue a una solución con Valcárcel
Los vecinos del barrio de La Viña han dicho basta. Las miles de personas que viven en una de las zonas más deprimidas de la ciudad, con un elevado índice de desempleo y personas en riesgo de exclusión, están hartos de tópicos. El Carnaval, que tanta alegría les aporta y tanta fama les ha dado, les ha hecho un flaco favor. “Aquí somos mucho más que una chirigota”, se queja un comerciante de la zona.
Llevan años soportando problemas de infravivienda, con techos que se caen y casas de vecinos que se echan a temblar en cuanto ven un nubarrón negro en el cielo, pero la gota que ha colmado el vaso de su paciencia ha sido el fracaso del proyecto que iba a venir a cambiarles la vida: el hotel de lujo de Valcárcel.
Hace unos días los viñeros, al igual que el resto de vecinos de la ciudad, se desayunaban con la noticia de que la empresa encargada de construir el equipamiento, Zaragoza Urbana, se retiraba del proyecto al no darse las circunstancias económicas adecuadas para llevar a cabo un proyecto de esta envergadura. Así las cosas, los siete años pasados entre promesas de mejoras en el barrio y de un renacer económico sin precedentes, han quedado en nada.
Y la cosa no queda ahí, porque al menos hace unos días los vecinos hicieron un trabajo de recomposición de expectativas y poco a poco iban digiriendo la idea de que el gran momento de La Viña iba a llegar de cualquier forma, con ocho o diez años de retraso respecto a lo previsto, pero llegaría. Tras la ruptura del contrato con Zaragoza Urbana, el vicepresidente tercero de la Diputación, Francisco Menacho, se apresuró a salir en los medios de comunicación diciendo que el compromiso de levantar un hotel de cinco estrellas en el edificio del antiguo colegio seguía en pie y que el proyecto volvería a salir a concurso lo antes posible. No obstante, la propuesta del presidente de la institución provincial, Francisco González Cabaña, de convertir el edificio en un gran centro de servicios públicos, en lugar de construir el hotel, ha caído como un jarro de agua fría entre los vecinos y comerciantes del barrio.
González Cabaña asegura que un complejo de este tipo, con espacio para diferentes administraciones públicas, además de aparcamientos y locales de ocio, entre otras cosas, sería más beneficioso para el barrio que un hotel. Los viñeros no lo ven así. La presidenta de la Asociación de Vecinos Gades-La Viña, Catalina Cárdenas, lo tiene claro. “A nosotros lo que nos gustaría es que siguiera como hotel, que es lo que nos vienen diciendo desde hace siete años y lo que los vecinos están esperando”, comenta.
Desde luego, lo que más preocupa en la Asociación de Vecinos es que el edificio continúe sin uso durante varios años más. Algo que, de momento, parece inevitable. “Que hagan algo, pero que no siga cerrado como estos siete últimos años”, comentan. Actualmente allí sólo funciona la Escuela de Hostelería Fernando Quiñones y un aparcamiento en superficie, pero la falta de vida en el inmenso inmueble es evidente.
Respecto a los beneficios que reportaría al barrio un nuevo edificio administrativo, como propone el presidente de la Diputación, Catalina Cárdenas considera que “está claro que el hotel traería consigo más beneficios que un centro de servicios públicos. Lo notarían mucho más los vecinos y los comercios, no sólo del barrio, sino de todo Cádiz”.
Cárdenas se queja también de la falta de información que tienen acerca del asunto. “A nosotros nadie nos ha
dicho nada y nos hemos llevado un palo muy grande, no sólo con que se haya parado lo del hotel, sino con la posibilidad de que finalmente no se haga”.
Otro aspecto que lamenta Catalina Cárdenas es la situación en la que quedan los propietarios de muchos pisos cercanos que están cerrados y a la espera de realizar obras de reforma. “La gente ya estaba hecha a la idea de que la obra del hotel iba a empezar y los dueños de los pisos cerrados estaban esperando para hacer las reformas y poder alquilarlos después a la gente que iba a venir de fuera pensando que toda la zona se iba a revalorizar gracias al hotel de lujo, y ahora se les ha venido todo abajo”, explica la presidente de la AVV Gades-La Viña.
Y la incertidumbre en torno al futuro de Valcárcel no es lo único que preocupa a los vecinos de La Viña, que tampoco ven nada claro que la tan anunciada Casa Museo del Carnaval vaya a salir adelante. Además, se quejan de que “se sacó todo el mobiliario que había dentro del IES La Viña y ahora lo dejan todo parado. Todos los muebles, sillas, mesas, están en mitad del patio. Lo han partido todo al sacarlo y había muchas cosas que se podían haber aprovechado en otros centros o se podrían haber cedido a algún sitio donde hicieran falta.
Señalados
Catalina Cárdenas no entiende que es lo que está pasando con La Viña. “Parece que todos los proyectos que se iban a hacer en el barrio se vienen abajo, me parece a mí que los viñeros estamos señalados”. Eso sí, lo que tienen claro en la Asociación de Vecinos es que no están dispuestos a seguir siendo las víctimas de un enfrentamiento estéril entre administraciones que lo único que está consiguiendo es acabar con los sueños y esperanzas de muchas personas. “Va a llegar un momento en el que esto va a estallar y vamos a tener que plantarnos y decir basta”, asevera Catalina Cárdenas, que asegura que si llegado el momento es necesario desde la Asociación se encargarán de poner a todos los vecinos de acuerdo y se tomarán medidas de protesta, sin llegar a descartar realizar algún tipo de movilización.
Al menos, los vecinos tienen el consuelo de que en los últimos años se están haciendo mejoras en las calles gracias a los fondos europeos del programa Urbana, que gestiona el Ayuntamiento de Cádiz y del que, además de La Viña, se están beneficiando los barrios de El Balón, San Juan y El Mentidero.
Y mientras la situación se aclara, los vecinos y comerciantes del barrio tendrán que seguir tirando de paciencia. A buen seguro que en febrero se escucharán coplas dedicadas al asunto. De momento, es la mejor arma de denuncia con que cuentan unos gaditanos a los que poco se les escucha en otros foros. Pero no es esa la solución. Catalina Cárdenas lo sabe. “La Viña es muy bonita, pero hay muchas cosas que no tiene. No todo es Carnaval, Caleta y caballas. Eso nos dura tres meses, pero llega el invierno y se nos acabó todo”, se lamenta.
Llevan años soportando problemas de infravivienda, con techos que se caen y casas de vecinos que se echan a temblar en cuanto ven un nubarrón negro en el cielo, pero la gota que ha colmado el vaso de su paciencia ha sido el fracaso del proyecto que iba a venir a cambiarles la vida: el hotel de lujo de Valcárcel.
Hace unos días los viñeros, al igual que el resto de vecinos de la ciudad, se desayunaban con la noticia de que la empresa encargada de construir el equipamiento, Zaragoza Urbana, se retiraba del proyecto al no darse las circunstancias económicas adecuadas para llevar a cabo un proyecto de esta envergadura. Así las cosas, los siete años pasados entre promesas de mejoras en el barrio y de un renacer económico sin precedentes, han quedado en nada.
Y la cosa no queda ahí, porque al menos hace unos días los vecinos hicieron un trabajo de recomposición de expectativas y poco a poco iban digiriendo la idea de que el gran momento de La Viña iba a llegar de cualquier forma, con ocho o diez años de retraso respecto a lo previsto, pero llegaría. Tras la ruptura del contrato con Zaragoza Urbana, el vicepresidente tercero de la Diputación, Francisco Menacho, se apresuró a salir en los medios de comunicación diciendo que el compromiso de levantar un hotel de cinco estrellas en el edificio del antiguo colegio seguía en pie y que el proyecto volvería a salir a concurso lo antes posible. No obstante, la propuesta del presidente de la institución provincial, Francisco González Cabaña, de convertir el edificio en un gran centro de servicios públicos, en lugar de construir el hotel, ha caído como un jarro de agua fría entre los vecinos y comerciantes del barrio.
González Cabaña asegura que un complejo de este tipo, con espacio para diferentes administraciones públicas, además de aparcamientos y locales de ocio, entre otras cosas, sería más beneficioso para el barrio que un hotel. Los viñeros no lo ven así. La presidenta de la Asociación de Vecinos Gades-La Viña, Catalina Cárdenas, lo tiene claro. “A nosotros lo que nos gustaría es que siguiera como hotel, que es lo que nos vienen diciendo desde hace siete años y lo que los vecinos están esperando”, comenta.
Desde luego, lo que más preocupa en la Asociación de Vecinos es que el edificio continúe sin uso durante varios años más. Algo que, de momento, parece inevitable. “Que hagan algo, pero que no siga cerrado como estos siete últimos años”, comentan. Actualmente allí sólo funciona la Escuela de Hostelería Fernando Quiñones y un aparcamiento en superficie, pero la falta de vida en el inmenso inmueble es evidente.
Respecto a los beneficios que reportaría al barrio un nuevo edificio administrativo, como propone el presidente de la Diputación, Catalina Cárdenas considera que “está claro que el hotel traería consigo más beneficios que un centro de servicios públicos. Lo notarían mucho más los vecinos y los comercios, no sólo del barrio, sino de todo Cádiz”.
Cárdenas se queja también de la falta de información que tienen acerca del asunto. “A nosotros nadie nos ha
dicho nada y nos hemos llevado un palo muy grande, no sólo con que se haya parado lo del hotel, sino con la posibilidad de que finalmente no se haga”.
Otro aspecto que lamenta Catalina Cárdenas es la situación en la que quedan los propietarios de muchos pisos cercanos que están cerrados y a la espera de realizar obras de reforma. “La gente ya estaba hecha a la idea de que la obra del hotel iba a empezar y los dueños de los pisos cerrados estaban esperando para hacer las reformas y poder alquilarlos después a la gente que iba a venir de fuera pensando que toda la zona se iba a revalorizar gracias al hotel de lujo, y ahora se les ha venido todo abajo”, explica la presidente de la AVV Gades-La Viña.
Y la incertidumbre en torno al futuro de Valcárcel no es lo único que preocupa a los vecinos de La Viña, que tampoco ven nada claro que la tan anunciada Casa Museo del Carnaval vaya a salir adelante. Además, se quejan de que “se sacó todo el mobiliario que había dentro del IES La Viña y ahora lo dejan todo parado. Todos los muebles, sillas, mesas, están en mitad del patio. Lo han partido todo al sacarlo y había muchas cosas que se podían haber aprovechado en otros centros o se podrían haber cedido a algún sitio donde hicieran falta.
Señalados
Catalina Cárdenas no entiende que es lo que está pasando con La Viña. “Parece que todos los proyectos que se iban a hacer en el barrio se vienen abajo, me parece a mí que los viñeros estamos señalados”. Eso sí, lo que tienen claro en la Asociación de Vecinos es que no están dispuestos a seguir siendo las víctimas de un enfrentamiento estéril entre administraciones que lo único que está consiguiendo es acabar con los sueños y esperanzas de muchas personas. “Va a llegar un momento en el que esto va a estallar y vamos a tener que plantarnos y decir basta”, asevera Catalina Cárdenas, que asegura que si llegado el momento es necesario desde la Asociación se encargarán de poner a todos los vecinos de acuerdo y se tomarán medidas de protesta, sin llegar a descartar realizar algún tipo de movilización.
Al menos, los vecinos tienen el consuelo de que en los últimos años se están haciendo mejoras en las calles gracias a los fondos europeos del programa Urbana, que gestiona el Ayuntamiento de Cádiz y del que, además de La Viña, se están beneficiando los barrios de El Balón, San Juan y El Mentidero.
Y mientras la situación se aclara, los vecinos y comerciantes del barrio tendrán que seguir tirando de paciencia. A buen seguro que en febrero se escucharán coplas dedicadas al asunto. De momento, es la mejor arma de denuncia con que cuentan unos gaditanos a los que poco se les escucha en otros foros. Pero no es esa la solución. Catalina Cárdenas lo sabe. “La Viña es muy bonita, pero hay muchas cosas que no tiene. No todo es Carnaval, Caleta y caballas. Eso nos dura tres meses, pero llega el invierno y se nos acabó todo”, se lamenta.
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