Nos hemos basurizado, la crisis es lo que tiene, que nos atrapan las bajunerías y los asaltos verbales, los visuales y los despropósitos, en toda regla.
A Pandora la caja se le ha quedado vacía, ha tenido que ponerse a trabajar, en casa de una señora por horas, para pagar la hipoteca de la casa, que compró, cuando el marido enlosaba el cielo y le pagaban en dracmas. Pero miren por dónde , que ha descubierto internet , en casa de una amiga y ha visto un hermoso perrito de raza pura- pura, por el que ha pagado los ahorros -de bayetazo y fregona- que tenía guardados, para los reyes de los niños.”Es que es una ganga”, le decía su amiga, instándola, a coger la suerte, por los pelos.
Pero fue a ser que no , que no lo era tanto, sino mitad y mitad y el perro parece que es casero , como la bebida, y cunero de internet, para más señas, que ya sabemos, que allí se vende mucho duro a cuatro pesetas, para después salirte escocido el invento o el perro sin raza fija, por el que habías pagado tus buenos euros, sin devolución , ni-mucho menos- garantía. La mayoría de los días, de este mundo nuestro, no entiendo nada, me parece , más bien, de locos o poco cuerdos, habitado y presente por gente que se queja por el poco trabajo, por el escaso dinero, que dan en subvenciones y paros, pero que gasta lo poco que tiene , a manos llenas.
En algunos momentos, ni me levantaría de la cama, y no es por la depre , sino por la cansada por respuesta, que ya me aburre el tema de que se pueda criticar de todo menos de la iglesia , de que insten los ofendidos, no a guardar respeto ,que lo entendería, sino a ir a jorobar a otra parte, llamémosles judíos o musulmanes. Los políticos ,de todas las épocas, aman más el calor de su culo sentado sobre el mullido sillón, que las caras limpias sobre un espejo, cuando yo, Alicia revenida y descreída, envejecida y amarujada, sería feliz , calentita y tapada hasta la cabeza con tal de no estar en este mismo mundo que gira y gira y que algunos se empeñan en hacer tan inhabitable para todos. Los locales transitan las calles a dos piernas , como las amas de casa, como los cometas sin cola que sestean-sobre cartones- a las puertas de las iglesias y los echan porque el cielo está acotado para los fieles y ya no hay bulas que se precien ,para perdonar pecados aún no cometidos, ni hijos ilegítimos, ni asalta- tapias de conventos, porque se perdieron juventudes y vocaciones, al mismo tiempo, y ahora, solo quedan manos ajadas y rostros arrugados , postulando una fe, que sobrevive a base de casillas fiscales y pasteles , que saben a horno de convento de clausura. Son la fechas, se me quejarán, pero son las fechas, que , como la menopausia, me corroen en el tiempo, me acosan y me desmelenan las ideas, pero se me pasará y los turrones se harán rancios y los regalarán –casi- los supermercados y cuando no, los tirarán a los contenedores de basura, para que los cometas, que echaron de la puerta de la iglesia, los recojan y coman un día, no ya calientes, sino azucarados, regados los dientes podridos, con tinto de don Simón, en envase de un litro.
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