A medida que se acercan unas elecciones, a los políticos les afecta siempre la misma enfermedad: la dimisionitis, o una imperiosa necesidad de reclamar que los demás dimitan. Da igual que se esté en la oposición (que sería lo más lógico) que en el poder, todos creen que deben ser los demás los que debe irse y dejar la política. Y como Cádiz no es una excepción, esta semana se han oído peticiones de dimisión o de renuncias de todos los tipos, aunque lo curioso es que han partido más desde las filas del Ayuntamiento que desde la oposición, quizás por que ésta por no pedir no pide ni que se vaya nadie, no sea que molesten. Y como en el PP saben que ellos nunca ‘molestan’, han tirado de hemeroteca y de notas de prensa para exigir que tanto la portavoz y candidata socialista, Marta Meléndez, como el de Izquierda Unida, Sebastián Terrada, se vayan. Y eso que las encuestas dicen que puede ganar de calle, que si llegan a estar más ajustadas... Y es que ya se sabe, a falta de pan, buenas son tortas. O lo que es lo mismo, a falta de debate político, tortas políticas.
Y no digo yo que alguno no debería irse a su casa y que motivos hay de sobra para pensarlo, pero me da la impresión de que, como la mayoría de los ciudadanos, más que ponerles nombre concretos, generalizaría mucho más, porque, tal y como está esta ciudad, es como para creer que los que sobran no son uno, dos o tres políticos, sino varias decenas y en todos los ámbitos. Y si no que se lo pregunten a los ex de Delphi, que por exigir ya piden que dimitan hasta los periodistas, aunque en el grave matiz de que, algunos, parecen dispuestos a hacerlo por la vía del insulto y la descalificación, que por lo general suele ser el inicio de un camino que acaba a tortas. Seguro que ellos estarían dispuestos a ‘dimitir’ a un buen número de políticos y cargos públicos, aunque sólo sea para que, con los huecos que dejen, se puedan recolocar, porque si tienen que esperar a que llegue nueva industria a esta provincia.... Pero no nos engañemos, una cosa es pedir y otra, muy distinta, dar. Y aquí no dimite ni dios, que diría Joan Puigcercós, uno de esos catalanes que hacen que su tierra se gane a pulso el inmerecido desprecio de los demás.
Pero volviendo a la política local, las peticiones vienen por dos cuestiones que no dejan de tener su gracia. La de la candidata del PSOE es por decir que no se iban a pagar las nóminas. Y es cierto que erró, porque se han pagado, pero teniendo en cuenta los problemas de cobros de proveedores y concesionarias, tampoco es como para ir sacando el tema muy alegremente, por mucho que al final, para la alcaldesa, la culpa de esta situación siempre sea de ZP. A lo mejor es que se lo ha dicho Gallardón. Respecto a Terrada, todo viene a cuenta de las dichosas palomas, una historia que ha acabado como empezó, sin pena ni gloria y, lo que es peor, sin que nadie sepa al final quién es el que pone el veneno en las plazas y, aún más grave, sin que nadie tenga mucho interés en que se investigue quién lo hace.
Pero mientras se hable de dimisiones, nadie habla --por dios, que me temo que esta oposición deja escapar las mejores-- de ese informe sobre la transparencia de los ayuntamientos, donde el de Cádiz en un año ha bajado más de veinte puesto y se coloca a la cola del pelotón. Aunque no entiende yo muy bien este descenso, porque aquí todo es bastante transparente. Por ejemplo, en el tema económico, como no hay un euro, no se paga y ya está. ¿Qué más transparencia quieren? Al fin y al cabo es lo que hay, en Cádiz... y en todas partes. Por lo menos no hacen como el alcalde de Olvera, Fernando Fernández, que ha recurrido a youtube para exponer sus penurias municipales, aunque como tenga éxito...
Ya es Navidad... en El Puerto
Poco dura la alegría en casa del pobre. Con la de promoción informativa que había logrado el alcalde portuense sin tener que recurrir al youtube por su decisión de no instalar alumbrado navideño y al final ha tenido que dar marcha atrás, aunque serán los propios comerciantes lo que ‘paguen’ (o eso dicen) las bombillas. Ya decía la semana pasada que no sabía si era una buena o una mala decisión, pero visto lo visto (y la que se está formando en el equipo de Gobierno) todo hace indicar que ahora me debo inclinar más por la segunda. Claro que siempre se puede decir que rectificar es de sabios, transparente y no obliga a dimitir a nadie.
Al comercio local le van los cruceros
Los cruceros empiezan a tomarse sus vacaciones y llega la hora de hacer balance. Y éste, desde el punto de vista del comercio, es más que satisfactorio, aunque todavía busquen en qué y en dónde se gastan los cruceristas los 50 ó 60 euros de media que todo el mundo dicen que se dejan cada vez que llegan a Cádiz. Pese a todo, anuncian que seguirán apostando por esta vía de negocio, aunque muchos de ellos deban acabar vendiendo souvenirs,copitas y tapas junto a sus electrodomésticos o trajes.
A rey muerto, rey puesto... por ahora
Nadie lo quería y al final Vidakovic se ha convertido en historia, triste pero historia, del Cádiz. Y para sustituirlo ha llegado un viejo conocido de afición, Jose González, que inicia su enésima andadura con el equipo en busca de esos triunfos que tan pronto de olvidan y tan caros se pagan. No es que fuera el favorito de afición, pero sí se le debe reconocer que ha acertado el club en su contratación, ya que va a tener mucho más margen de confianza para intentar enderezar el submarino amarillo que cualquier otro candidato.