Otoño es sinónimo de recogida de setas en buena parte de la Comarca de La Janda, donde existen muchos lugares en los que se puede ejercer esta entretenida, bonita y práctica actividad, como, por ejemplo, los entornos de los parques naturales de Los Alcornocales y La Breña.
Las setas son un producto altamente valorados en la gastronomía y suponen un placer el comerlos. Pero, además, el placer se puede multiplicar si es uno mismo quien busca por los montes estos alimentos tan suculentos y, además, de alegrarse el paladar tiene ocasión de practicar un sano excursionismo por las maravillas naturales de la zona. La comida sana y suculenta y el excursionismo se dan así de la mano, aunque hay quien opta simplemente por practicar esta afición sólo como observador y no como recolector.
Este año se ha adelantado al mes de octubre el inicio de la temporada de recolección de setas debido a las abundantes lluvias de primeros de año que aún se dejan notar. Normalmente, el periodo para la recolección de los hongos comestibles comienza a mediados de noviembre.
En toda la Comarca existe una gran variedad de setas silvestres, aunque es en la estación de otoño cuando más abundan, tanto en calidad como en cantidad. Y también existe una gran afición por esta actividad, prueba de ello es la existencia desde hace casi seis años de la Asociación Micológica y Botánica La Breña, con sede en Barbate, y que cuenta con más de 80 miembros.
El presidente de esta asociación, Domingo González, constata que La Breña es un excelente lugar para buscar setas y que “hay sitios muy bueno” como la zona de Majales del Sol y el camino de la Torre del Tajo, que además es una ruta excelente para practicar el senderismo. También alude a la zona de Barranco Hondo, donde hay otras variedades de hongos comestibles.
Entre las especies de setas que se pueden encontrar, tanto en La Breña, como en Los Alcornocales, además del champiñón silvestre, el más conocido, están otras como el níscalo, la chntarela, amanitas o diversas especies de macrolepiotas o de lepistas, entre otras.
“Todas estas, y una infinidad de especies que costaría tiempo nombrar, las podemos encontrar en nuestro Parque Natural”, cuenta el presidente de la Asociación Micológica en su blog.
También añade allí algunas anécdotas históricas sobre este manjar: “Hipócrates las describió como especies de vegetales con propiedades curativas; y otras culturas como la Egipcia y la Romana ya la utilizaron como veneno, aparte de la cualidades culinarias que tenían algunas de ellas como, Amanita caesarea, que alcanzo tal prestigio en la época romana, que era considerada como un manjar de los dioses, al emperador Claudio le debía de encantar este manjar hasta tal punto, que fue envenenado por su esposa Agripina después de comerse un buen plato de Amanita caesarea mezclada con la mortal Amanita phalloides”.
Así, Domingo González recuerda que esta actividad entraña sus riesgos y avisa de que en la zona hay especies tóxicas y potencialmente mortales, en especial las lepiotas de menos de 15 centímetros. En este sentido, recuerda una norma básica en la recolección de hongos comestibles: “Ante la mínima duda, no lo cojas” o de lo contrario uno podría tener el mismo final trágico que tuvo el emperador Claudio.
Que haya especies tóxicas significa que “ir a recoger setas para nuestro consumo sea una actividad que requiera ciertos conocimientos, como por ejemplo, estar seguro de la seta que vamos a recolectar, o ir con alguien, experto en el tema micológico, y sobre todo seguir ciertas reglas que son básicas” y que entran dentro del sentido común. Así que si uno no lo tiene muy claro siempre puede dedicarse a la observación.