La noche de Reyes traerá un regalo más para los niños de FC Barcelona o Athletic Club de Bilbao, y es que San Mamés decidirá una eliminatoria totalmente abierta tras el empate sin goles que se ha visto este martes en el Camp Nou, en un encuentro con un solo dominador, como de costumbre el Barça, pero en el que los bilbaínos levantaron una efectiva e inquebrantable muralla defensiva.
Lo probaron hasta la saciedad los blaugrana, incansables en labúsqueda del gol que abriera el muro del Athletic. Lo hicieron con tranquilidad, primero, y a la heroica en los segundos finales, pero nunca sin encontrar el premio deseado. Sí lo hizo el Athletic, ya que encontró lo único que buscó en todo el partido, no encajar un gol.
En la primera parte el Barcelona jugó bien y a su antojo. Con un control absoluto, aplastante, las posesiones más largas del Athletic eran las que tenía Gorka antes de hacer los saques de portería. Sin embargo, este partido fue diferente a los últimos de los de Guardiola, en los que además de dominar en todo el campo obligaban a los porteros a recoger balones de dentro de su área.
El único punto negativo en los blaugrana fue que abusaron del toque sin llegar con peligro. Y es que si se hace buscando siempre los tres palos tiene sentido, pero si el delantero centro, Bojan hasta ser sustituido en el '62 por Villa, se abre y nadie busca el centro, los balones no encuentran rematador. La defensa bilbaína, con muchos hombres por delante de Gorka, dificultó el ataque local.
No es que faltaran ocasiones, como una de Bojan en el minuto 6 o dos buenos disparos de Iniesta que obligaron a Iraizoz a lucirse con sendas estiradas. Pedro, el más activo y el mejor del partido, no se cansó de correr para asistir a sus compañeros, pero faltaba la chispa habitual, esa sexta marcha que acostumbran a poner los de Guardiola.
Joaquín Caparrós, atento y nervioso siempre en su área técnica, veía como su planteamiento defensivo iba cobrando sentido con el paso de los minutos. El empate sin goles era bueno para los 'leones' de cara al partido de vuelta en San Mamés, y por ello no tocó ninguna pieza en su esquema, tan solo cambio de peones. Con ello, el Barcelona seguía siendo el amo y señor del partido y, con Messi en el campo, Guardiola intentó tener más pegada.
Por si acaso, entró el 'Guaje' Villa para añadir efectivos en punta en sustitución del renovado y desafortunado Bojan, que ni en su competición predilecta pudo reencontrarse con el gol. Tal era la telaraña defensiva del Athletic que el partido desembocó en un frontón. Los blaugrana incrementaron un poco el ritmo, buscando más el área, pero en pocas ocasiones el balón llegó a Iraizoz, pues la zaga repelía todos los balones.
Guardiola ordenó a sus delanteros que se movieran más e intercambiaran posiciones, para intentar despistar a los bilbaínos, pero ni así encontraron una vía fácil hacia el arco vasco. Orbaiz entró en el campo por el mediapunta Iturraspe y, con este cambio, se evidenció más el planteamiento defensivo. Dos líneas muy juntas y pobladas, con solo Muniain un poco avanzado, eran una muralla demasiado harto complicada de superar. Messi, en una ocasión, consiguió penetrar pero Mateu Lahoz pitó una falta anterior al argentino, cortando la jugada y ganándose el abucheo del Camp Nou.
Los veinte jugadores de campo más Gorka levantaron un campamento en el campo del Athletic. El balón casi no cruzó la línea de medios, y el asedio blaugrana continuaba incansable siendo de las mejores ocasiones un tiro fuerte de Villa. Guardiola dio entrada a Adriano, buscando tener en ambas bandas laterales atacantes y con buen centro y abrir así más espacios.
Una única vez pasó el Athletic al campo contrario, pero fue prueba sin continuidad. Piqué sí subió, a lo Alexanko como acostumbra a hacer en casos de esta índole, y tuvo una buena ocasión que no pudo aprovechar. Hasta el pitido final, centros y más centros, poco utilizables, y a pensar ya en la vuelta esperando que el 2011 traiga pólvora para ambos equipos.