Cada cuatro años, el
mes de febrero tiene un día más: el 29. A este año con
366 días se le llama año
bisiesto, pero ¿sabes por qué se le da ese nombre y cuál es su
utilidad?
El
origen del nombre El nombre de año bisiesto proviene del latín bis sextus dies ante Kalendas Martii, que significa "repetido el dos veces sexto día antes del uno de marzo". Esta era la forma en que los
antiguos romanos llamaban al día extra que intercalaban cada cuatro años en su
calendario juliano, que fue instaurado por
Julio César en el año 46 a.C.
Los
romanos no contaban los días del mes del 1 al 31, sino que tomaban tres fechas de referencia: las
calendas (primer día del mes), las
nonas (quinto o séptimo día, según el mes) y los
idus (decimotercer o decimoquinto día, según el mes). Para contar se incluía el día de referencia y el de inicio. Así, el 24 de febrero era el sexto día antes de las calendas de marzo, y el 25 de febrero, el quinto.
Pero en los años bisiestos, el día extra se insertaba entre el 24 y el 25 de febrero, y se le llamaba bis sexto, es decir, el segundo sexto día antes de las calendas de marzo. Con el tiempo, este nombre se aplicó a todo el
año que tenía ese día adicional.
La
razón del año bisiesto La razón por la que se añade un día cada cuatro años es para corregir el desfase que existe entre la
duración del año trópico (el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol) y el año
calendario (el número de días que tiene el año en el calendario). El año trópico tiene aproximadamente 365,2422 días, mientras que el año calendario tiene 365 días. Esto significa que cada año hay una diferencia de unas
6 horas, que se acumulan hasta formar un día cada cuatro años.
Si no se corrigiera este desfase, las
estaciones se irían retrasando con respecto al calendario, y al cabo de unos siglos, el
invierno empezaría en junio y el
verano en diciembre (en el hemisferio norte). Para evitar este problema, se intercalan
años bisiestos con
366 días, que compensan la fracción de día que se pierde cada año.
La reforma del calendario gregoriano
El sistema de año bisiesto que estableció el
calendario juliano no era perfecto, ya que suponía que el año trópico tenía exactamente
365,25 días, cuando en realidad tiene un poco menos. Esto hacía que el
calendario se adelantara unos
11 minutos cada año respecto al año trópico, lo que equivalía a un día cada
128 años.
Esto supuso un problema para la
Iglesia católica, que quería que la celebración de la
Pascua coincidiera con el
equinoccio de primavera, como había sido establecido en el
Concilio de Nicea en el año 325. Sin embargo, en el siglo XVI, el equinoccio de primavera se había adelantado
10 días respecto al calendario juliano, por lo que era necesario hacer una corrección.
Así, en 1582, el papa
Gregorio XIII promulgó el
calendario gregoriano, que es el que usamos actualmente en la mayor parte del mundo. Este calendario introdujo una nueva regla para determinar los años bisiestos: son bisiestos los años divisibles entre
4, excepto si son divisibles entre
100, a menos que también sean divisibles entre
400.
De esta forma, se eliminan como bisiestos tres de cada cuatro años seculares (los que terminan en
00), lo que hace que la
duración media del año sea de
365,2425 días, muy cercana al año trópico. Con esta reforma, se corrigió el desfase de
10 días que se había acumulado, y se estableció que el
equinoccio de primavera fuera el
21 de marzo.
Los años bisiestos en el mundo Aunque el
calendario gregoriano se adoptó en
1582 por los países católicos, otros países tardaron más en hacerlo. Por ejemplo,
Inglaterra y sus colonias lo hicieron en
1752,
Rusia en
1918 y
China en
1949. Esto hizo que hubiera
diferencias de fechas entre unos países y otros durante varios siglos.
Además, algunos países tienen sus propios
calendarios, que no coinciden con el gregoriano. Por ejemplo, el
calendario chino es un calendario lunisolar, que combina los ciclos de la
Luna y el
Sol, y tiene años de
12 o 13 meses, con
29 o 30 días cada uno. Para ajustarse al año trópico, el calendario chino intercala un mes extra cada tres años aproximadamente, que se llama mes intercalar o embolísmico.
Otro ejemplo es el
calendario hebreo, que también es lunisolar y tiene años de
12 o 13 meses. Los años que tienen
13 meses se llaman años completos, y los que tienen
12 se llaman años regulares o defectivos. Los años completos tienen
385 días, los regulares
355 y los defectivos
353. El calendario hebreo intercala un mes extra siete veces cada
19 años, siguiendo un ciclo llamado ciclo metónico.