Los legendarios Citroën DS, uno de los coches más excepcionales de la historia del automovilismo y que en España fue conocido en la década de los 50 a los 70 como 'tiburón', han pasado de estar abandonados en graneros y garajes a recuperar una nueva vida gracias al trabajo de Paco Becerro Casero, uno de los restauradores de coches antiguos más reputados de España.
Becerro Casero regenta un taller en Piedrabuena (Ciudad Real) dedicado única y exclusivamente a restaurar coches Citroën DS y Citroën clásicos en general, lo que le ha llevado a convertirse en un "mago" capaz de hacer que vehículos considerados inservibles y destinos a acabar en la chatarrería revivan en preciosos autos clásicos que ganan una nueva vida y llegan a convertirse en exclusivas piezas de museo.
El 'tiburón', conocido popularmente también en Francia como 'la Dama', fue un coche que tras su lanzamiento en el Salón de París en 1955 cambió la historia del automóvil por su tecnología y por su confort, llegando a enamorar a miles de amantes de los coches, ha explicado Paco Becerro a EFE.
Su innovador concepto, fruto del diseñador de automóviles italiano Flaminio Bertoni, con un frontal en el que destacan sus característicos faros con unos marcos alargados, su cromado o su elegante vista lateral en la que resalta una gran superficie acristalada, acompañada por una línea de techo de caída suave y estilizada, cautivó también a grandes actores como Cary Grant y Kirk Douglas o la primera dama de Estados Unidos Jaqueline Kennedy.
Ahora, estos coches cautivan a muchos amantes de los vehículos clásicos, que ponen en las manos de Paco Becerro Casero y las de sus compañeros de trabajo estas piezas únicas para que sean refabricadas en el taller de Piedrabuena, donde llevan a cabo su restauración integral.
La mayor parte de los coches que les llegan al taller lo hacen en unas condiciones poco óptimas, por el abandono al que se han visto sometidos durante años, explica.
Como ejemplo, el último coche en el que han comenzado a trabajar, que es de un cliente escocés: "El coche lo hemos tenido que dejar en el chasis, si bien antes hemos recuperado todas las piezas originales que hemos podido salvar, y a partir de ahora comenzará un proceso muy meticuloso para devolvérselo a nuestro cliente como si hubiera salido de fábrica hace unas cuantas décadas", ha manifestado.
Un trabajo minucioso
El trabajo delicado y detallista se alargará casi un año, y tanto Paco como Alba Arévalo Pérez, su compañera, pondrán cada día el máximo interés por complacer al cliente, que mes a mes podrá seguir la evolución y el proceso de recuperación de su coche.
La génesis de este taller de Piedrabuena comenzó, en realidad, cuando, desde muy pequeño, Paco Becerro Casero se sintió atraído por la suspensión hidroneumática con la que nació este coche y que supuso todo una revolución en el mundo automovilístico.
Años más tarde decidió montar un pequeño taller en el que poder restaurar tres coches cada año, algo que le permitiría vivir sin sobresaltos; sin embargo, a los pocos meses empezaron a llover los encargos desde toda España, hasta completar ahora una lista de espera de algo más de 25 vehículos.
Se fabricaron un millón y medio de coches
Son muchos los amantes de los vehículos clásicos que se siguen sintiendo atraídos por este coche que quedó inmortalizado en muchas famosas películas, y que para este restaurador es uno de los automóviles más excepcionales de la historia.
Considerado una joya del automovilismo por su concepto de automóvil futurista, su fabricación cesó en 1975, poniéndose fin a 20 años de uno de los coches más importantes en la historia del automóvil, un coche que marcó un antes y un después y que para mucha gente se adelantó a su tiempo.
De este modelo se fabricaron 1.445.960 unidades, de las cuales solo unas pocas se conservan en la actualidad.
Una parte de 'culpa' de que aún se vean circulando por las carreteras de España la tiene este restaurador de Piedrabuena que recuerda que el coche 'tiburón' ha estado expuesto como escultura artística en varios museos del mundo, y aún hoy día es una de las pocas obras de ingeniería declaradas oficialmente como una obra de arte.