Después de tratar en el artículo anterior la represión por las fuerzas franquistas en El Pedroso (Sevilla), en esta segunda parte veremos algunos episodios o destellos de la represión republicana en el mes de agosto de 1936 en Madrid capital, que no sólo se cobró vidas, sino que incluyó un eficiente y organizado saqueo de domicilios para surtirse de medios económicos que sufragasen la guerra.
Las motivaciones políticas de la represión republicana eran muy claras. Si bien algunos historiadores han subrayado poderosas razones económicas para las detenciones; el saqueo de sus viviendas era llevado metódicamente a los efectos de localizar e intervenir objetos de oro, plata y piedras preciosas. El oro y la plata incautados eran fundidos en talleres, obteniéndose toneladas de dichos metales preciosos utilizadas para la compra de material bélico principalmente.
Los domicilios saqueados eran escogidos, porque previamente, conocían que había en ellos objetos de valor, información obtenida por las declaraciones o acusaciones de trabajadores, empleados o criados de los acusados, cuyas referencias, si eran buenas, podían contar con un trato favorable, de lo contrario, podían ser encarcelados e incluso sentenciados a muerte.
A mediados de agosto del 36, muy de mañana hubo, en muchos solares de Madrid, un aumento de fusilados, apareciendo cada día docenas de cadáveres. Entre el 6 y el 7 de diciembre de 1936 se constituyeron Tribunales Especiales, donde los anarquistas se presentaban a los presos como agentes de policía. Tras el interrogatorio, los detenidos no sabían si habían sido condenados, juzgados o simplemente interrogados, ya que cada tarde se leían listas de presos a quienes se les concedía la libertad mediante el pago de ciertas cantidades de dinero. El que no lo tenía, ni posibilidad de contactar con alguien que pagara esas fianzas de cientos de pesetas, podían ser fusilados.
¿Cual fue el alcance de la represión del Frente Popular en Madrid?. Aún hoy día se sigue discutiendo por los historiadores el volumen definitivo. La cifra más baja (8.815 personas) la anoto el general Casas de la Vega en 1994 en un libro, siendo rebatida con pruebas tres años más tarde con 14.898 personas asesinadas. Según datos fiables que se realizaron en la posguerra, la cifra alcanzaría las 11.756 víctimas, en base a los Registros Civiles, archivos de guerra, eclesiásticos, etc.
Tanto por la represión republicana como por la franquista, es muy necesario que los historiadores no dejen de investigar todos los casos documentados, para ahondar, confirmar y definir sobre lo ocurrido con las víctimas. Debe tenerse en cuenta que se perdieron libros donde se anotaba la llegada y salida de los acusados, detenidos y condenados de las cárceles y checas, por lo que los testimonios de los supervivientes han tenido siempre un valor histórico importante. A través de ellos se constata que la persecución, detención, juicios sumarísimos y fusilamientos fue una característica de esa represión. Las víctimas fueron tanto hombres adultos como jóvenes, desde obreros, chóferes, maestros y estudiantes, hasta ingenieros y abogados, siendo especialmente numeroso el grupo de militares que fueron perseguidos y asesinados.
Tampoco se hizo distinciones por sexo. Muchos anarquistas de las bases sociales de las izquierdas odiaban a las mujeres conservadoras y católicas, sobre todo por participar activamente en la reorganización de las derechas durante el primer bienio con el impulso de la Acción Católica Femenina, y en el triunfo electoral de 1933. Ello trajo que muchas pasasen por las prisiones madrileñas. En las noches del 14, 15 y 16 de octubre de 1936, se llevó a cabo una redada contra militares retirados organizada al milímetro por el Gobierno republicano de turno y decenas de ellos fueron detenidos. También se fusiló a reos de derechas extraídos por la fuerza de las prisiones.
Las consecuencias de la Guerra Civil Española es que trajo la pérdida de miles de vidas, entre bajas militares de ambos bandos y ejecuciones sumarias en las retaguardias de ambos lados. Entre las muertes más célebres del bando fascista se cuentan las de artistas e intelectuales como Federico García Lorca. Y en bando republicano Pedro Muñoz Seca (El Puerto de Santa María, 20 de febrero de 1879), asesinado en Paracuellos de Jarama el 28 de noviembre de 1936. Fue un escritor y autor de teatro español perteneciente a la generación del 14 o novecentismo. La guerra trajo la destrucción y devastación de España. No más. Recordemos la historia para no repetirla.
“…
y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que se acordarán, si alguna vez sienten que le hierve la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres, que han caído embravecidos en la batalla luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón", pronunciado por Don Manuel Azaña en el Ayuntamiento de Barcelona, el 18 de julio de 1938.