Los niños 'subnormales' eran un 'palpitante problema', recogían los periódicos en 1969, y atenderlos era una obligación de las amas de casa, a las que se les ofrecía 'cursos de adiestramiento del subnormal'.
¿Cómo han cambiado las palabras sobre discapacidad intelectual en 60 años? La sociedad y los medios de comunicación han ido suprimiendo términos peyorativos e incorporado otros nuevos en relación con el uso respetuoso e inclusivo del lenguaje.
Ya no se celebra el Día del Subnormal, una conmemoración que acompañó a las familias desde la década de los sesenta cada 26 abril en sus reivindicaciones.
También han quedado atrás términos como 'deficientes', 'minusválidos' o 'retrasados' para ser sustituidos por el de 'personas con discapacidad intelectual'; pero aún queda mucho que recorrer para desterrar estereotipos que mantienen percepciones negativas y situaciones alejadas de la realidad.
Por ejemplo, se tiene discapacidad, no se sufre; la discapacidad intelectual no es una enfermedad, ni mental ni física; y evidentemente son personas normales, por eso para referirse a alguien que no la tiene, basta hablar de persona sin discapacidad.
La Constitución Española acaba de ser reformada para cambiar 'disminuidos' por 'personas con discapacidad' en el artículo 49. Pero va más allá de un cambio en el lenguaje, incluye el reconocimiento a las necesidades de las mujeres y los menores con discapacidad y la obligación de los poderes públicos de comprometerse con la plena autonomía de las personas con discapacidad.
La organización Plena Inclusión cumple 60 años y lo celebra visibilizando "ese cambio de mirada que muestra el avance hacia una sociedad más inclusiva", explica a EFE su presidenta, Carmen Laucirica.
Nació en 1964, y su nombre era entonces FEAPS, letras que significaban Federación Española de Asociaciones Pro Subnormales.
"Afortunadamente, se ha avanzado en estos años en la buena dirección y un ejemplo claro es el cambio del artículo 49 de la Carta Magna, destaca.
Pregúntales a ellos
Este movimiento asociativo que lucha en España por los derechos de las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo y sus familias analiza esa evolución y lanza algunas recomendaciones.
"Todavía nos encontramos con que se usan todos los días, incluso en los medios de comunicación, palabras que expresan odio a lo diferente y que estigmatizan", lamenta Laucirica.
Quienes mejor pueden hablar de su vida son las propias personas con discapacidad intelectual. "Habla con ellas y pregúntales su opinión", y explica estas situaciones con un lenguaje claro, aconseja la entidad.
Otras recomendaciones son no centrar los temas solo en los niños e incidir en que hay personas adultas con discapacidad intelectual y del desarrollo.
También, no infantilizar a las personas con discapacidad intelectual si son adultas: Si tiene 43 años es una mujer, no una chica, añade.
"Ante todo somos personas, la discapacidad es una característica más de las que tenemos, no lo único por lo que se nos debe reconocer", destaca una de las múltiples guías elaboradas por entidades sociales sobre la terminología que prefieren para ser designadas.
Protagonistas de las noticias
Las personas con discapacidad reivindican ser protagonistas y dar noticias, no solo aparecer en ellas cuando se alude a su discapacidad.
En 1969, eran objeto de interés en periódicos de la época, sobre todo en la sección de 'Hogar', dirigida a las amas de casa.
El diario asturiano La Nueva España abordaba en el artículo "Más amor para el niño subnormal", en noviembre de ese año, el proceso de "humanización" de la sociedad: "Los subnormales han sido considerados durante décadas como una desgracia para la familia y la sociedad", recogía, aunque las cosas han cambiado: "Tener a un hijo subnormal sigue siendo una desgracia, pero ya no supone un deshonor".
La publicidad anunciaba como una novedad mundial el curso de rehabilitación individualizada de CCC sobre 'Adiestramiento y maduración del subnormal', una palabra que como mínimo es un insulto y cuyo uso se ha restringido actualmente a los animales, inciden desde Plena Inclusión.
Pero no solo ha habido cambios en los medios de comunicación en este más de medio siglo. Agrupaciones de familiares, como Adepas (Asociación pro ayuda a personas con discapacidad intelectual del Principado de Asturias), pedían la colaboración en la calle a través huchas marcadas con la frase "Pro-subnormales".
¿Qué queda por delante, hacia dónde hay que avanzar para conseguir un lenguaje inclusivo y respetuoso? "Debemos avanzar más en la extensión de la accesibilidad cognitiva para que se facilite la comprensión de entornos y textos, por ejemplo, en el ámbito de la justicia o del consumo", explica la presidenta de la entidad.
"Aquí decimos que 'lo que es fácil, es justo'. Y además, el lenguaje accesible beneficia a toda la población, no sólo a las personas con discapacidad intelectual", concluye.