El tiempo en: Ayamonte
Miércoles 13/11/2024
 
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Andalucía

Cómo sobreviven las personas vulnerables a las olas de calor extremo

Blanca, Pedro, Rafael y Sergio son cuatro jóvenes con distintas discapacidades y necesidades de apoyo, que comparten piso con el programa "Mi casa"

Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • Calor. -

Blanca, Pedro, Rafael y Sergio son cuatro jóvenes con distintas discapacidades y necesidades de apoyo, que comparten piso con el programa "Mi casa" de Plena Inclusión en un pueblo de Extremadura, donde el termómetro se dispara en verano. Para escapar del calor se van a una casa rural a Salamanca.

Juliana, de 81 años, vive en Zaragoza y durante varias semanas se queda sola porque sus hijos se han ido a la playa y allí no se encuentra a gusto. Como ella, muchos mayores prefieren quedarse en sus casas, aunque eso suponga horas de aislamiento y pisar poca calle. Como alternativa, mucha charla con vecinos.

Distintas entidades sociales explican a EFE algunos de los programas que despliegan ante las situaciones de vulnerabilidad por temperaturas que pueden superar los 40 grados en los próximos días en algunas regiones, que afectan especialmente a mayores, personas con discapacidad, familias que viven en infraviviendas o personas sin hogar.

De Montijo a Béjar

Blanca y su hermano Pedro, ambos con autismo, junto a sus compañeros de piso, Rafael y Sergio, con discapacidad intelectual severa, ya tienen hechas las maletas para alejarse durante unas semanas del calor que azota con fuerza en Montijo (Badajoz).

Viven en una de las tres viviendas de Plena Inclusión Montijo, conectados con el entorno y sus recursos -las tiendas y la red vecinal- y acompañados de profesionales que les facilitan los apoyos que cada uno necesita. En otro piso conviven Cristopher, Luis, Adrián y Marcos que han decidido irse una semana a un chalé de Chipiona (Cádiz) y a una casa rural en agosto donde pueden realizar actividades adaptadas.

 "La mayoría de las personas que ahora están los pisos todo el año residían en sus casas, con su familia; estas opciones de poder generar un mecanismo de participación y experiencia comunitaria fuera de aquí era complicado por la necesidad de apoyo que ellos presentan. Llegaba el verano, se quedaban en casa y su vida se apagaba hasta el septiembre", cuenta a EFE María Ángeles Huertas, su coordinadora. "El proyecto les ha cambiado la vida".

Los vecinos, una buena alternativa para los mayores

Estar pendiente del vecino mayor de la escalera, preguntarle si necesita comprar algo, charlar un rato en el rellano... Para Gustavo García, de la Asociación de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales, "la buena vecindad" es una de las mejores fórmulas para combatir las situaciones de aislamiento que se acentúan en verano.

"Es clave en estos momentos en que muchos mayores se han quedado aún más solos porque los hijos se han ido de vacaciones que alguien del entorno esté un poco pendiente de ellos, crear vínculos con alguien que está cerca", opina este profesional de los servicios sociales.

¿Qué tal estás? ¿Has bebido agua? ¿Te subo algo?, son preguntas que ayudan a las personas vulnerables a prevenir la deshidratación y a sentirse un poco más seguras, aunque haya hijos que están pendientes desde la distancia por teléfono.

En Cruz Roja crean 'Agendas de ola de calor' con grupos de personas más vulnerables a los que prestan una atención más personalizada a través de llamadas de teléfono, además de facilitarles pautas y consejos.

 "Incidimos en que deben beber agua y otros líquidos aunque no sientan sed, evitar bebidas con cafeína o azucaradas, permanecer el mayor tiempo que puedan en lugares frescos o climatizados, reducir la actividad física o las salidas de casa en las horas centrales del día o usar ropa ligera, detalla a EFE Virginia Hernández, técnica de Salud de Cruz Roja en Comarcal del Jarama (Madrid).

Para el experto de los servicios sociales muchos ayuntamientos no tienen en cuenta que las olas de calor son tan peligrosas como las de frío y, sin embargo, no suelen responder con dispositivos de prevención y atención a las personas vulnerables, como las que viven en la calle.

"Hay que abrir los albergues y centros para que no sean solo para dormir, sino también durante el día para que puedan estar a la sombra, puedan beber y comer. Vivir con temperaturas extremas en la calle es muy duro, no hay que olvidarlo", asevera García.

Infraviviendas y familias hacinadas en una habitación

La última Encuesta de Condiciones de Vida publicada por el INE reflejó el importante ascenso por cuarto año consecutivo del número de personas que no pueden mantener una temperatura adecuada en su hogar, una de cada cinco personas en España (el 20,7 %).

Son meses complicados para personas que viven en pisos mal acondicionados, con mala ventilación o sin ventanas, con espacios reducidos -como las familias que viven en una sola habitación- o para aquellas que sobreviven en chabolas o infraviviendas.

Programas de entidades sociales, como el de Cruz Roja 'Moviéndonos por el Ahorro Doméstico', trabaja con hogares con pobreza energética para dotarles de herramientas de ahorro de agua y energía a los hogares españoles.

"Estamos facilitando ventiladores, ahora con el calor, y compramos microondas que son más eficientes que los hornos, pero también damos consejos de consumo eficiente para esas familias con dificultades, como bombillas de bajo consumo, utilizar regletas en lugar desenchufar todos los aparatos; todo suma mucho en la factura, indica Hernández.

Cambios de rutinas y de menús en las residencias

Las residencias de mayores activan los planes y protocolos de protección a los mayores y personas con discapacidad de cara al verano y el calor.

"Son pautas de sentido común, que a veces es lo más eficaz", asegura el presidente de Federación Empresarial de la Dependencia, Ignacio Fernández-Cid, quien recuerda la importancia de la hidratación permanente de los residentes.

Algunas de ellas son temperatura de los centros que no exceda los 26 grados, ventilación a primera hora y por la noche del edificio, ropa de algodón ligera y holgada o menús más frescos, "aunque muchos mayores siguen demandando los platos de lentejas y de cocido en esta época".

Destaca que el personal está preparado para detectar alertas ante síntomas que se puedan dar en personas con mayor riesgo a sufrir los efectos del calor, como los que tienen patologías múltiples.

Frente a las quejas de familiares de que algunos centros carecen de aire acondicionado en todo el edificio, cree que los centros están preparados. "En los que no hay climatización en las habitaciones es esencial que la tengan en las salas comunes y cuando llega la hora de acostarse, que han bajado normalmente las temperaturas, refrescar las habitaciones abriendo las ventanas", asegura el responsable de esta patronal que representa a 2.400 centros residenciales. 

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN