La sensación generalizada es que el sábado de Motorada concretamente se cometieron muchas infracciones de tráfico al incumplir las señales correspondientes y el código de circulación a su vez, y que fueron actuaciones que quedaron impunes, puesto que los policías locales estaban controlando los accesos al centro de la ciudad.
Y es que, sobre todo por la noche, muchas calles de los alrededores del cierre preventivo del centro de la ciudad debido al plan de seguridad del equipo de Gobierno con respecto a la Motorada, fueron invadidas por los vehículos, y es que, también hubo motos que, lejos de ser aparcadas en los parkings, eliminaron plazas para los turismos, por lo que los conductores, ni cortos ni perezosos, prefirieron ocupar espacios señalizados como prohibidos. Esa situación se repitió a lo largo y ancho de la avenida de la Bajamar, calle Los Moros, Comedias, Menesteo, Ximénez Sandoval, Cielo, La Rosa, etc, en que las señales o la pintura en el suelo fueron totalmente ignoradas por los conductores.
Hay quien opina que “muchos lo hacen adrede, confiando en que los policías no multen, porque están entretenidos en hacer revisiones a las motos para cubrir expediente o porque se encuentran en los puestos de control instalados, pero es de vergüenza ver como el sábado no importaban los espacios reservados para minusválidos, ni para autobuses, simplemente aquellos lugares que están reservados porque sí, porque lo marcan las señales”. Pero otros entienden que “si no hay policía que multe, entiendo que si las motos invaden las plazas, los coches hagan lo mismo”, pero sin detenerse a pensar que quienes incumplen la ley son los conductores que desoyen las indicaciones de las señales.
Pero además, en la tarde del sábado se repitió una situación bastante habitual en la calle Valdés a lo largo de todo el año, puesto que la concienciación no ha terminado de calar en la ciudadanía, y fue ver cómo uno tras otro distintos vehículos se saltaban la prohibición de poder tomar dicha vía en dirección a la avenida de la Bajamar, tanto motocicletas como turismos. Eso sí, en un par de ocasiones, policías locales motorizados que pasaban por la zona avisaron a los moteros de que no se podía realizar dicha actuación, pero en cambio muchos hicieron oídos sordos. “La gente se cree que con justificar que no ve la señal o algunos ilusos que incluso dicen que no entienden exactamente para quien es la prohibición se pueden librar, lo que no me parece justo es que en época de Motorada se informe y cualquier otro día se multe, porque sea o no el conductor de aquí tiene que saber qué significa una señal”, explica un ciudadano indignado porque las normas de circulación y las multas no sean las mismas durante todo el año.
Balance
El alcalde, Enrique Moresco, hizo ayer un breve balance sobre la Motorada, indicando que, como se anunciara el viernes, el dispositivo de seguridad pretendía, y lo ha conseguido, conjugar el derecho del descanso de los vecinos, la ley así como el interés económico que supone el Gran Premio de Motociclismo para la ciudad. Un dispositivo, además, “consensuado por los grupos políticos desde hace tres o cuatro años para dar un giro a lo que había”, explicando que la mejor demostración de que ha funcionado es que, en Jerez, a pesar de que llevan dos años abriendo el centro de la ciudad, el número de visitantes es menor que en El Puerto, donde el motero prefiere la tranquilidad y la seguridad, siendo “El Puerto el centro de la diversión”. Eso sí, la crisis ha vuelto a afectar, destaca.