Desterrando tópicos
Artículo de Natalia Álvarez, concejala socialista en el Ayuntamiento, para el especial de Cuaresma de 'Información Bahía'
Confieso que cuando fui invitada por ‘Información Bahía’ a participar en su especial de Semana Santa como articulista, se dieron en mí sentimientos encontrados. De una parte, una ilusión inmensa me inundó -en definitiva, se trataba de escribir sobre una tradición gaditana que siempre me ha apasionado- por otro lado, un respeto enorme a las cofradías y a los cofrades, quienes trabajan durante todo el año en multitud de proyectos, muchos de ellos con fines sociales, lo que además me provoca admiración.
Pero a la vez también apareció cierto miedo; miedo porque pensaba que alguien podría ver en mis artículos un brazo de la campaña electoral; miedo a que por pertenecer al PSOE alguien decidiera que no tengo el mismo derecho que otra persona aficionada cualquiera a opinar sobre cuestiones relacionadas con la Semana Mayor gaditana; miedo porque en Cádiz, “Cuna de la Libertad”, de libertad andamos cortitos y enseguida nos llevamos las manos a la cabeza cuando una socialista habla sobre religión arguyendo que “los socialistas son todos anticlericales y laicistas”, como si eso fuera conditio sine qua non para afiliarse al partido.
Aquí estoy, expresando mi opinión sobre lo que pienso que es mejorable desde mi posición de política, de una manera más o menos acertada, pero mi opinión al fin y al cabo, que es para lo que se me invitó. Y todo ello con la pretensión de no faltar al respeto ni herir a nadie con lo que escribo.
Y les aseguro a ustedes que en mí no se cumple la condición que antes he comentado. Estoy orgullosa de estar en un partido donde nadie me ha pedido cuentas por ser cristiana; estoy orgullosa de haber podido participar en la Semana Mayor como política y haber descubierto en estos 4 años tantas cosas que desconocía; estoy orgullosa de haber acudido a la mayoría de los actos a los que se me ha invitado cuando las circunstancias me lo han permitido -incluida la presentación del pregonero y del cartel, aunque alguien no me haya visto-; estoy orgullosa de haber analizado el mundo cofrade desde la política y de poder transmitir las propuestas y preocupaciones que muchos cofrades han compartido conmigo.
Nunca en el PSOE nadie me miró mal por eso, porque se respetan las opciones personales. Duele que en la Iglesia haya quien te mire mal por ser socialista, porque no somos pocos precisamente. No me avergüenzo ni de lo uno, ni de lo otro.
Pero a la vez también apareció cierto miedo; miedo porque pensaba que alguien podría ver en mis artículos un brazo de la campaña electoral; miedo a que por pertenecer al PSOE alguien decidiera que no tengo el mismo derecho que otra persona aficionada cualquiera a opinar sobre cuestiones relacionadas con la Semana Mayor gaditana; miedo porque en Cádiz, “Cuna de la Libertad”, de libertad andamos cortitos y enseguida nos llevamos las manos a la cabeza cuando una socialista habla sobre religión arguyendo que “los socialistas son todos anticlericales y laicistas”, como si eso fuera conditio sine qua non para afiliarse al partido.
Aquí estoy, expresando mi opinión sobre lo que pienso que es mejorable desde mi posición de política, de una manera más o menos acertada, pero mi opinión al fin y al cabo, que es para lo que se me invitó. Y todo ello con la pretensión de no faltar al respeto ni herir a nadie con lo que escribo.
Y les aseguro a ustedes que en mí no se cumple la condición que antes he comentado. Estoy orgullosa de estar en un partido donde nadie me ha pedido cuentas por ser cristiana; estoy orgullosa de haber podido participar en la Semana Mayor como política y haber descubierto en estos 4 años tantas cosas que desconocía; estoy orgullosa de haber acudido a la mayoría de los actos a los que se me ha invitado cuando las circunstancias me lo han permitido -incluida la presentación del pregonero y del cartel, aunque alguien no me haya visto-; estoy orgullosa de haber analizado el mundo cofrade desde la política y de poder transmitir las propuestas y preocupaciones que muchos cofrades han compartido conmigo.
Nunca en el PSOE nadie me miró mal por eso, porque se respetan las opciones personales. Duele que en la Iglesia haya quien te mire mal por ser socialista, porque no somos pocos precisamente. No me avergüenzo ni de lo uno, ni de lo otro.
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