Cuando el presente y el futuro pasan por apaciguar los ánimos del plantel dolido
?Mientras las matemáticas no nos quiten la razón, seguiremos luchando?
A falta de tres partidos para que la Liga acabe y salvo milagro, la historia terminó para un Racing Portuense que se deberá conformar, no queda otra, con intentar acabar lo más alto posible en la tabla. Aunque matemáticamente aún tiene posibilidades de certificar su pase a los play off de ascenso, virtualmente, hace semanas que decidieron despedirse de ella.
El cambio de tendencia donde la fortaleza mental será casi igual de importante o más que el propio fútbol, tendrá en ella una de las armas a emplear para apoyarse y cambiar la dinámica negativa en la que ha entrado el equipo. Las claves para retomar el tiempo perdido obliga a volver a ser el conjunto que fue, seguro en defensa, con ideas claras en la construcción del juego, con movilidad en la zona ancha y lo más importante, volver a retomar la chispa perdida ofensivamente. La falta de gol sigue condenando a una escuadra que continúa arrastrando los problemas de antaño.
El Racing pasará su prueba de fe ante su público este domingo, más pendiente que nunca de lo que suceda sobre el terreno de juego, que observará con lupa en un examen que tendrá que aprobar para despejar dudas y comentarios vertidos. Paco Corbeto está utilizando todos los recursos que dispone a su alcance para salir del atolladero que se avecina de cara al partido ante el Peñarroya. Otra final que disputar a la espera de obtener un resultado diferente hasta entonces.
La baja de Villa por acumulación de tarjetas será cubierta en la convocatoria por el conileño Carlos Peces, que reaparecerá tras sus dos partidos de sanción. Por las molestias, Ezequiel, que padece pubalgia y que le imposibilitó estar ante el Recre B al resentirse minutos antes de comenzar el choque, pudiera ser duda hasta última hora. Para el caso de ser baja, el lateral izquierdo estaría cubierto por Isaac.
De puertas hacia fuera han asumido sin complejos el papel que se han autoimpuesto en el intento de continuar en la lucha por seguir intentándolo hasta el final. La etiqueta de crisis colgada al cuello debiera ser suficiente motivación extra para no bajar los brazos, a pesar de que consiguieron, repetido esto ya hasta la saciedad, que el objetivo de la permanencia se obtuvo meses atrás, olvidando, eso sí, la obligación de seguir compitiendo.
Así, en su medio oficialista, el míster reconoce que “mientras que las matemáticas no nos quiten la razón, vamos a seguir luchando por estar ahí y clasificarnos”. Y en eso estarán, seguir aliándose a los números del que ya no depende para clasificarse.
Y para ello, deberán vencer los tres encuentros que restan por disputar. Es decir, Peñarroya, Puerto Real y Algeciras para después esperar. Empresa complicada, pues dos de los tres se juegan también un lugar para entrar en liguilla y otro, que intenta eludir el descenso. Difícil, pero no imposible. Como dato esperanzador, dos encuentros los deberá jugar como local.
Eso en el exterior, pero de cara hacia adentro, Corbeto está adoctrinando a sus hombres para que tengan muy claro que están a tres partidos del final, llamando a toque de arrebato para hacer una machada y devolver al equipo a su sitio, convenciéndoles, que se puede. Revertir la situación y acogerse a las escasas opciones para aprobar ante su público y congraciarse ante éste. Ganar y convencer para dejar atrás las dudas,
El cambio de tendencia donde la fortaleza mental será casi igual de importante o más que el propio fútbol, tendrá en ella una de las armas a emplear para apoyarse y cambiar la dinámica negativa en la que ha entrado el equipo. Las claves para retomar el tiempo perdido obliga a volver a ser el conjunto que fue, seguro en defensa, con ideas claras en la construcción del juego, con movilidad en la zona ancha y lo más importante, volver a retomar la chispa perdida ofensivamente. La falta de gol sigue condenando a una escuadra que continúa arrastrando los problemas de antaño.
El Racing pasará su prueba de fe ante su público este domingo, más pendiente que nunca de lo que suceda sobre el terreno de juego, que observará con lupa en un examen que tendrá que aprobar para despejar dudas y comentarios vertidos. Paco Corbeto está utilizando todos los recursos que dispone a su alcance para salir del atolladero que se avecina de cara al partido ante el Peñarroya. Otra final que disputar a la espera de obtener un resultado diferente hasta entonces.
La baja de Villa por acumulación de tarjetas será cubierta en la convocatoria por el conileño Carlos Peces, que reaparecerá tras sus dos partidos de sanción. Por las molestias, Ezequiel, que padece pubalgia y que le imposibilitó estar ante el Recre B al resentirse minutos antes de comenzar el choque, pudiera ser duda hasta última hora. Para el caso de ser baja, el lateral izquierdo estaría cubierto por Isaac.
De puertas hacia fuera han asumido sin complejos el papel que se han autoimpuesto en el intento de continuar en la lucha por seguir intentándolo hasta el final. La etiqueta de crisis colgada al cuello debiera ser suficiente motivación extra para no bajar los brazos, a pesar de que consiguieron, repetido esto ya hasta la saciedad, que el objetivo de la permanencia se obtuvo meses atrás, olvidando, eso sí, la obligación de seguir compitiendo.
Así, en su medio oficialista, el míster reconoce que “mientras que las matemáticas no nos quiten la razón, vamos a seguir luchando por estar ahí y clasificarnos”. Y en eso estarán, seguir aliándose a los números del que ya no depende para clasificarse.
Y para ello, deberán vencer los tres encuentros que restan por disputar. Es decir, Peñarroya, Puerto Real y Algeciras para después esperar. Empresa complicada, pues dos de los tres se juegan también un lugar para entrar en liguilla y otro, que intenta eludir el descenso. Difícil, pero no imposible. Como dato esperanzador, dos encuentros los deberá jugar como local.
Eso en el exterior, pero de cara hacia adentro, Corbeto está adoctrinando a sus hombres para que tengan muy claro que están a tres partidos del final, llamando a toque de arrebato para hacer una machada y devolver al equipo a su sitio, convenciéndoles, que se puede. Revertir la situación y acogerse a las escasas opciones para aprobar ante su público y congraciarse ante éste. Ganar y convencer para dejar atrás las dudas,
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