En estas últimas jornadas que quedan para despedir el año 2008, comienzan desde diferentes sectores sociales y políticos a realizar balances, a cuadrar cuentas de resultados (materiales o subjetivos) y a hacer propósitos de enmiendas para el nuevo ejercicio que ya se acerca. El año 2008 que poco a poco nos deja será recordado en Jerez por un año un tanto extraño, una ciudad que lo comenzó con perspectivas de seguir creciendo económica y socialmente a pesar de los malos augurios pero que se dio, allá por el verano, de bruces con la tremenda realidad de la crisis económica mundial. Habrá quien busque culpables, que los hay, pero desde luego con las perspectivas de seguir ahogándonos durante una buena temporada en el pozo de la recesión, lo mejor ahora para 2009 es buscar soluciones de futuros. Y es que la crisis ha sido global, liderada por el sistema financiero sin ataduras legales ni controles excesivos de los Estados Unidos, pero ha calado hondo en una sociedad como la jerezana que ha depositado su confianza ciega en el buen desarrollo de los sectores de la construcción y de los servicios, sin prever que situaciones de inestabilidad económica podían destrozar las ilusiones. Habrá por tanto que seguir apostando por ellos, pero no como los únicos salvavidas del sistema local económico, que en esta crisis más que nunca han demostrado su tremenda debilidad.