La borrasca Kirk comienza a retirarse tras haber afectado fuertemente a Andalucía. Aunque dejó poca lluvia,
el viento fue el factor más severo, alcanzando rachas de hasta 80 kilómetros por hora en algunas zonas. Los daños han incluido la caída de árboles, postes de luz y farolas, así como ramas sobre vehículos y carreteras. Afortunadamente, no se han reportado heridos.
Los aeropuertos de Málaga, Granada y Jerez han sufrido cancelaciones y retrasos, afectando a más de treinta vuelos debido a los fuertes vientos.
La capital andaluza, Sevilla, ha sido uno de los puntos más afectados, con múltiples incidentes. En el paseo de Marqués de Contaderos, junto a la Torre del Oro, el viento derribó los toldos, y los operarios trabajaron durante la tarde para intentar restablecerlos, a pesar de la lluvia que complicaba la situación.
Córdoba también ha sentido el impacto del temporal, con rachas de viento de hasta 74 kilómetros por hora en la sierra y 62 kilómetros por hora en la capital.
Sin embargo, en esta provincia no se han registrado grandes daños.
Mientras Kirk se aleja, una nueva borrasca se aproxima.
Está previsto que entre por la provincia de Cádiz en la medianoche de este jueves, y traerá lluvias a lo largo del fin de semana. Según la Aemet, "la tercera borrasca de la semana afectará a Andalucía con precipitaciones copiosas para sábado y domingo especialmente en zonas del Golfo de Cádiz y Valle del Guadalquivir, según el flujo húmedo por abajo". Se espera que estas condiciones climáticas generen nuevas incidencias, por lo que se insta a la población a estar alerta.
El temporal ha afectado gravemente al norte de España, donde las ráfagas de viento han superado los 200 kilómetros por hora, especialmente en los Picos de Europa, lo que ha causado importantes daños. En total, nueve personas han resultado heridas, una de ellas de gravedad, y se han reportado más de un millar de incidencias en el norte del país. El fuerte viento también ha provocado el desprendimiento de tejados y el derrumbe de estructuras, como el muro de un pabellón deportivo en Porto do Son, en A Coruña.
En Galicia y Castilla y León, las consecuencias han sido más graves, con inundaciones y caídas de árboles, así como la interrupción del servicio de transporte. La flota pesquera ha tenido que ser amarrada en los puertos debido al fuerte oleaje en el Cantábrico.